Los uniformes y botas militares eran bastante comunes. Aunque los uniformes militares durante dicha época fueron más bien escasos, pues el de soldado era un trabajo bastante mal considerado.
Un océano de armada verde
Los uniformes militares se hicieron populares durante la “revolución cultural" (1966-1976), una época en la cual la gente admiraba a los soldados. A menudo los jóvenes portaban uniformes, bandoleras, chapas o insignias de Mao, bolsas verdes, un brazalete de la Guardia Roja, zapatos militares y ondeaban una copia del “pequeño libro rojo” –Citas del Presidente Mao. Las jóvenes también eran instadas a llevar uniformes militares en uno de los poemas de Mao que exhalta la mujer quien propicia el heroísmo masculino más que la belleza femenina. El empuje de una ideología que se saliese de lo normal llevaría a la uniformación en el vestir. Durante ese período sólo los uniformes militares y “Trajes Mao” eran vistos en China.
Uniformes de la milicia de los trabajadores en 1970s encubrió las distinciones de género
A mediados de los 70 Jiang Qing, la mujer de mao, mejoró la platye y la adaptó al estilo Chino. Aunque muchas dirigentes se afanaron en llevarlo, no tuvo mucho éxito entre los ciudadanos de a pie.
La “revolución cultural” obligaba a deshacerse de conceptos “anticuados”, cultura y vestidos, así como todo aquello que tuviese relación con la burguesía. Como consecuencia, la gente dejó de llevar tanto los trajes tradicionales chinos como los occidentales. Aquellos que llevaban joyas o se ponían maquillaje sufrían serias represalias. Como muestra de austeridad, la gente incluso lavaba la ropa en repetidas ocasiones para hacer ver que era usada.
La llegada de la vestimenta fantástica
La moda china sufrió un cambio radical tras la “revolución cultural”. En 1979, el diseñador francés Pierre Cardin montó un desfile en Beijing. Sus sencillos y futuristas diseños entusiasmaban al público chino, la mayor parte del cual todavía llevaba sencillas chaquetas de algodón acolchadas. En aquel momento, el llevar ropajes diferentes era conocido como “vestimenta fantástica”. Un ejemplo eran los pantalones acampanados. Este tipo de prendas eran remiradas por la plana mayor de la ética y política, y los portadores del pantalón acampanado eran vistos como verdaderos hooligans. A menudo se veían profesores tijera en mano cara a los estudiantes que llevaban pantalones de campana.
La gente empezó a salir de las sombras de la lucha de clases de manera gradual. Los líderes estatales empezaron a llevar trajes de estilo occidental en los 80. Poco después, los trajes hacían furor en China. Aunque muchas personas quedaban de una facha horrenda, debido a la amplia ignorancia en cuanto a la etiqueta en el vestir. Los trajes se combinaban a menudo con zapatos de paño, o camisas que sobresalían de los cinturones.
Los trajes empiezan a hacer furor en China en los 80
En 1984, una película llamada “Los vestidos rojos están de moda” que contaba la historia de una trabajadora del sector textil rectificó la actitud existente con respecto a la “vestimenta fantástica”. La trabajadora ejemplo de la película se ponía una moderna falda roja, al estilo del resto de chicas de la calle. Esta fue la afirmación mediática más importante de las prendas bonitas, y las faldas rojas se convirtieron en el artículo de moda más popular entre las mujeres aquél año.