El jade ha sido atesorado en China a lo largo de siete mil años, y a menudo aparece en legendas e historias. Una, de la época de las Primaveras y los Otoños (770-476 AC), cuenta como un artesano del jade del estado de Chu llamado Bian He vio un día un fénix posado en una roca, y creyendo que un pájaro tan fantástico sólo podría posarse en la más preciosa de las piedras, se la llevó al rey Li del reino de Chu. Los artesanos de la corte, sin embargo, dijeron que la piedra no tenia nada de especial, y el rey, furioso, castigó a Bian He por considerar que le estaba tomando el pelo, y le cortó el pie izquierdo. Cuando el rey murió, el artesano volvió a llevar la piedra a la corte, esta vez al hijo del rey y sucesor de éste, el rey Wu. Pero, dado que los artesanos de la corte volvieron a considerar que la piedra no tenía nada especial, Bian He fue castigado nuevamente, y perdió su pie derecho. Cuando el rey Wu murió, y su hijo, el rey Wen, le sucedió en el trono, Bian He se retiró al pie de la montaña y lloró durante tres días y tres noches, sujetando la roca. Cuando el nuevo rey envió a sus oficiales a averiguar porqué, Bian He les dijo “no lloro por haber sido lisiado, sino porque el jade es una piedra preciosa, un súbdito leal es considerado un charlatán y un inocente ha sido humillado”. Cuando el rey Wen, ante las palabras del artesano, ordenó que la piedra fuera abierta, se comprobó que en su interior había una pieza perfecta de valioso jade, que fue bautizada como el jade de He.
Muchos estados colindantes lucharon por poseer el precioso jade de He, y el estado de Zhao lo consiguió de forma eventual. En 283 AC, el naciente reino de Qin ofreció intercambiar 15 de sus ciudades por la pieza de jade, a lo que el rey de Zhao accedió, si bien tan sólo por el temor que le inspiraba el poderío creciente del reino de Qin. Desde entonces, la expresión “tan digno como un grupo de ciudades” empezó a usarse como un refrán común.
Los artesanos Qin tallaron un impresionante sello imperial de la pieza de jade de He, que el último emperador Qin obsequió al conquistador Liu Bang, quien se convertiría en primer emperador de la dinastía Han (206 AC - DC 220). En medio de las luchas intestinas que protagonizaron el final de la dinastía Han, una esquina del sello imperial se rompió. Para subsanar este defecto, posteriormente los artesanos imperiales lo repararon con oro, creando la técnica de las incrustaciones de oro en jade que se ha convertido finalmente en el diseño de las medallas olímpicas de Pekín.
Las cinco virtudes del jade
Hay cerca de cien tipos diferentes de piedras que pueden ser clasificadas como jade. De acuerdo con el Shuo Wen Jie Zi (Explicación y estudio de los principios de composición de los caracteres), el diccionario chino más antiguo del que se tiene referencia, compilado por Xu Shen durante la dinastía Han del Este (25-220), el jade es “la más bella entre las piedras, personificación de cinco grandes virtudes”. En otras palabras, las únicas piedras hermosas que son susceptibles de ser llamadas jade son aquellas que reúnen esas cinco virtudes. Pero los criterios para decidir si una piedra es o no hermosa y suficientemente hermosa para ser considerada jade, han ido cambiando a lo largo de la historia con el desarrollo de la sociedad, la capacidad de producción, las ideologías y los estándares estéticos, y la demanda del mercado. Muchas piedras que antiguamente fueron usadas para pavimentar calles o construir casas ahora son calificadas como jade por su fina textura y sus antecedentes históricos.