En 1834, después de la guerra, Robert Fortune, botánico y aventurero Escocés que hablaba chino, entró en China y sacó algunas semillas de té. Con ayuda de los ingleses, plantaciones de té brotaron en el subcontinente Indio. Para finales de 1880, se habían obtenido y perdido muchas fortunas mientras se perfeccionaba la cultivación del té en India.
Durante todo el siglo diecinueve, los ingleses establecieron plantaciones de té en la India, Sri Lanka y Burma, mientras que Alemania lo hizo en el Este de África. Finalmente, China había perdido su soberanía del té.
Hoy, después del agua, el té es la bebida que más se bebe en el mundo. Actualmente, se crece en África, India y otras partes de Asia. En la actualidad, Irlanda tiene el consumo de té per capita más alto en el mundo, mientras que la China moderna está experimentando un aumento en té instantáneo comercial de calidad inferior entre los jóvenes que declaran que ya no tienen tiempo para preparar té. El té chino sigue estando en gran estima por todo el mundo. De hecho, la lección de cómo una hierba china ha influenciado profundamente al comercio mundial merece ser examinado, especialmente ahora que China ha asumido su posición en el mercado comercial internacional.