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spanish.china.org.cn | 08. 01. 2013 | Editor: Lety Du | [A A A] |
El invierno en la Aldea Ártica. Fotos de CFP
Nos dirigimos hacía el río Heilongjiang. Rusia está literalmente en la otra ribera. Siempre que disponía de tiempo iba a pasear por el Heilongjiang. Es hermoso, profundo, tranquilo y en sus aguas se reflejan detalladamente las nubes, el cielo y el sol. Hace un frío gélido, incluso en los meses en los que el río no está congelado. Un poco de agua en la cara y me sentí refrescada para varios días.
El Tíbet –pensé previamente– es el lugar de China “más cercano al cielo”, como solemos decir. El Tíbet puede ser mayor en altitud, pero la Aldea Ártica lo es en latitud. ¿Podría ser este el lugar más tranquilo de China fuera de los monasterios del “Techo del Mundo”?
Después de nuestro primer día de paseo tuvimos hambre y nos fuimos a cenar a la posada Riverside Family. El portero nos estaba esperando. Su apellido era Yu y la tierra de sus ancestros estaba en la provincia de Shandong. Yu había sido muy servicial a la hora de hacer las reservaciones, en lo que fue un momento particularmente intenso. Él nos recogió del aeropuerto y bebimos y comimos juntos. A medida que avanzaba la noche nos fuimos a observar el cielo nocturno y a contar las estrellas. Compartimos historias y hablamos de la vida bajo la luz de las velas, ya que los cortes de energía son frecuentes por las noches.
No quería irme, pero tenía que hacerlo. Al regresar a Beijing me sentí mucho más a gusto, aunque un poco desanimada. Los campos verdes y el relajante río Heilongjiang quedaron impregnados en mi memoria y su recuerdo me calmó cuando me encontré nuevamente en medio de las asfixiantes calles de la capital.