El comunicado añade que las acusaciones de los medios de comunicación sobre la relación entre la leche en polvo y la pubertad prematura son "poco científicas y poco razonables". Algunos expertos se han hecho eco de las afirmaciones de la compañía.
El subdirector del departamento de endocrinología del Hospital Infantil de Wuhan, Yao Hui, señaló que tres de las cuatro niñas que están siendo tratadas en el centro por el desarrollo prematuro de sus senos nunca habían consumido la leche en polvo de Syrutra. La otra niña la había consumido en el pasado pero empezó a alimentarse con leche en polvo de otras marcas el año pasado.
Wang Dingmian, miembro del Consejo de la Asociación de Productores Lácteos de China, afirmó en declaraciones publicadas el lunes por el periódico "Beijing Times" que es improbable que las empresas lácteas añadan hormonas a los preparados infantiles, ya que, a diferencia del caso de la melamina, este tipo de alteración no les ayudaría a obtener mayores beneficios comerciales.
Wang indicó que las hormonas podrían haber entrado en la cadena alimentaria a través de los piensos que comen las vacas y destacó que las empresas lácteas deberían haber analizado exhaustivamente las fuentes de leche cruda.
Según la página web de Syrutra, todos los materiales lácteos crudos que la compañía importa de Europa y Nueva Zelanda han pasado las inspecciones de cuarentena tanto de China como de los países exportadores y cumplen con los estándares de calidad chinos e internacionales.
Sin embargo, son muchos los padres chinos que han perdido su confianza en el sector lácteo y en los controles de seguridad alimentaria.
Un médico del Hospital Infantil de Beijing asegura que muchos padres han llevado a sus hijas al centro en los últimos días para asegurarse de que no presentan síntomas de pubertad prematura.
El caso de las niñas de Hubei supone un nuevo golpe para la frágil credibilidad de la industria láctea de China, que ya se vio gravemente afectada en 2008 cuando seis bebés murieron y otros 300.000 enfermaron tras consumir leche a la que se le había añadido melamina para elevar artificialmente su contenido en proteínas.