La melamina es una sustancia química industrial que puede elevar artificialmente el nivel de proteínas de los productos lácteos en las pruebas de calidad, pero resulta tóxico para la ingestión humana.
Tras el escándalo de 2008, las autoridades sanitarias chinas ordenaron descubrir y destruir los productos lácteos contaminados con melamina. Pero los nuevos casos revelan, en primer lugar, que la codicia y la mala voluntad de algunos fabricantes sigue intacta pese al escándalo y, en segundo lugar, que las medidas iniciadas por las autoridades para detener tan graves prácticas han resultado inútiles en algunos casos.
"Desde el descubrimiento la leche en polvo contaminada en la provincia occidental de Qinghai, nos hemos dado cuenta de que tenemos que trabajar más", dijo Chen Rui, subdirector del Departamento de Seguridad Alimentaria del Ministerio de Sanidad de China, en una conferencia de prensa ayer martes.
“Los incidentes de seguridad alimentaria deben ser investigados completamente y los responsables merecen un grave castigo”, indicó Chen.
Chen dijo que desde 2008 se han destruido unas 25.000 toneladas de productos lácteos contaminados y afirmó que las autoridades continúan la investigación del caso de Qinghai, y prometió anunciar los resultados “cuando sea el momento oportuno”.