Ma Weihong estaba con su hijo de 6 años cuando fue atacada durante los disturbios. Su esposo se sienta a su lado sin poder digerir lo que le ha pasado a su familia.

Aunque el hijo de Ma Weihong no tiene la edad necesaria para comprender cabalmente la seriedad de las heridas de su madre, el pequeño ha sufrido un trauma psicológico. Ma fue atacada mientras hacía las compras para la comida, en compañia del menor. Entre cinco o seis hombres la forzaron hacia el suelo, después la patearon, golpearon y apuñalaron. Ma perdió varias piezas dentales y su cara sufrió contusiones severas; sin embargo, Ma está agradecida con sus atacantes porque no tocaron al niño.

El esposo de Ma la ha acompañado en todo momento; se ha mostrado silencioso, como si no comprendiera lo que ha sucedido.

El doctor Yuan Hong ha trabajado por más de 25 años en el Hospital de Pueblo de Urumqi. Yuan explicó que cuando las víctimas comenzaron a llegar no pudo más que horrorizarse por la seriedad de las lesiones que presentaban. Yuan confesó que aún no ha entendido el por qué de la salvaje violencia de los últimos días.

Yuan Hong, jefe la unidad de terapia intensiva, quien ha trabajado en el Hospital del Pueblo por casi tres décadas, explicó que cuando las víctimas arribaron, personal del hospital de todos los grupos étnicos, kazak, uigur y han, unieron esfuerzos para atender a los heridos. Yuan se confesó conmovido por los violentos disturbios del fin de semana.