Persiguiendo sueños sin remordimientos

Inicio de la juventud y persistencia en el amor

En la mayoría de los casos, el estudio de la música se inicia durante la infancia y Li Fei no es una excepción. Comenzó con el piano a los 4 años, a los 6 tuvo su primera presentación y a los 13 ofreció su primer concierto. Su evolución es fascinante. Sin embargo, en referencia a los esfuerzos desplegados, Li señaló: “Inicio de la juventud y persistencia en el amor”. Gracias a la influencia de su madre, desde pequeña Li demostró actitud y aprecio hacia la música. Por aquella época, los profesores no ganaban bien, es por eso que sus padres al descubrir su talento ahorraron para comprarle un piano. Fei aprendió rápidamente a leer las notas, no solo tenía la habilidad, sino también era estudiosa, de modo que sus padres estaban satisfechos. Según Li, cuando era joven, cada vez que se cortaba la luz o llovía por la noche, le gustaba tocar el piano con los ojos cerrados en la habitación oscura, solo siguiendo su sentido del tacto. Algo romántico como su autor favorito, Chopin. Un diálogo sincero entre la música y el corazón.

Al igual que muchos jóvenes, Li tuvo que enfrentar el dilema eterno de “sobrevivir o avanzar”. A punto de graduarse y gracias a su experiencia en la organización de eventos, captó la atención de una empresa internacional de relaciones públicas que le ofreció un empleo con condiciones muy atractivas. Sin embargo, aceptar la oferta significaba despedirse de la música. Li no titubeó y lo rechazó. Para ella, lo más valioso era poder dedicarse a algo que le guste y perseguir sus sueños.

Como todo joven compositor, Li se siente a menudo confundida. Por ejemplo, todos los músicos tienen que elegir entre lo comercial y el estilo personal de sus obras, la promoción o la calidad. Sonriente, Li manifestó que era afortunada por haber encontrado tantos colaboradores extraordinarios para llegar a lo que es hoy en día. Hace años, estuvo de moda la “música cibernética” y le recomendaron que hiciera lo mismo, pero ella sentía que cada uno tiene diferentes concepciones y opciones, y no podía ceder a lo que realmente no compartía. Durante años, Li se mantuvo fiel a su principio de no hacer nada antes de tener buenos enfoques, estructuras y estilos. Una línea de pensamiento que le ha valido diversos premios nacionales.