Este callejón puede convivir en armonía con todas partes. Efectivamente es así, pues quienquiera que venga, puede encontrar aquí su propio ritmo de vida y disfrute: las personas que tienen preferencia por la elegancia pueden ir a un salón elegante para sentarse a la sombra de un árbol tomando el té Zhuyeqing y escuchando alguna pieza de Guzheng (un instrumento musical tradicional chino); aquéllas a quienes les gusta la vida más sencilla, o se acuestan en un asiento de rejilla en la calle o comen un pastel frío o disfrutan del servicio de limpieza de orejas, o bien pueden gozar de un banquete en un restaurante carísimo.