7. Disfrutar del Café Shambhala y el pastel de yogur

En los días calurosos, los clientes del Tibet Summit Fine Art Café de la Casa de Shambhala, se sientan tras las sombrías ventanas para ocultarse del sol abrasador. En el café venden toda una variedad de cafés y existe también un café del día. Los cappuccinos y cafés Latte ofrecen un aroma apetitoso y poseen un sabor auténtico. Tomarse un café en este lugar durante el descanso del mediodía es todo un placer.

El propietario del Xueyu Restaurant, al otro lado de la calle, es nepalí. Siempre se le puede ver de pie en la esquina del mostrador con una sonrisa en la cara contemplando a los clientes occidentales que llenan este restaurante de estilo occidental hasta no dejar mesas libres.

Para los visitantes extranjeros de este local, el pastel de yogur tiene un sabor único, y los de chocolate se cuentan entre los mejores de Lhasa.

8. Mansion Hotel, un patio privado

Hace muchos años, Luo Hui llegó a Lhasa procedente de Beijing y abrió un hotel de estilo ‘mansión tibetana’ en la calle del Barkhor. Según su idea, en los últimos años, muchos hombres de negocios han llegado para invertir en el Tíbet, por lo que pueden encontrarse en Lhasa muchos hoteles de lujo o de estilo tibetano, así como albergues juveniles y casas de huéspedes, pero es raro encontrar un hotel de estilo ‘casa con patio’ que ofrezca un espacio privado a la luz del sol.

Este tipo de hoteles pueden responder a las exigencias de los viajeros que buscan este tipo de entorno durante sus viajes. El gran nogal que protege el patio del sol. Aquí, un cliente procedente de Francia ha estado alojado en el hotel durante más de tres meses.

Así es Lhasa. Todo el mundo, sea como sea, es bien recibido, con una hospitalidad variada que depende de la forma en que uno comprende la ciudad. Algunos se sienten cautivados por el ambiente de los albergues juveniles; otros prefieren un entorno más tranquilo para leer a la sombra; mientras que a algunos les cuesta marcharse del bullicio de las fiestas... Aquí hay para todos los gustos, sólo hay que disfrutar del lugar sin prisas y estar abierto a las sorpresas.

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