Los turistas se pierden en un laberinto de casas. No están preocupados; no es el laberinto de la Esfinge. Ellos dependen de direcciones de un Uigur serio, o son los invitados de un anfitrión gratificante. Ellos pueden recibir un gallipot o copa como regalo, ya que el anfitrión es un alfarero. Actualmente, las personas que viven aquí suelen ser alfareros. Todos llevan sus pequeños talleres.