Shuhe cuenta con un plan de uno de los “ocho diagramas” (ba gua) con un cuadrado en el centro. Entrando al pueblo a través de su puerta, sus primeras impresiones serán de un pequeño puente, un río que fluye y serenidad.
Una vía fluvial zigzaguea a través del pueblo y desaparece en medio de un grupo de edificios antiguos. Reflejos de casas y montañas pueden verse en el agua cristalina, mientras que los peces de colores juegan al escondite entre las algas.
Asimismo, existen arroyos y ríos que corren por cada casa y tienda. El agua no es sólo una parte fundamental del paisaje, sino que también sirve como un frigorífico natural. Es normal para la gente en bares, cafeterías y restaurantes poner bebidas en una cesta y zambullirlas en el agua. Lo mismo ocurre con puestos de verduras y frutas.
La mayoría de las casas de dos pisos y patios han sido convertidos en albergues juveniles. Fácilmente, usted podrá encontrar una habitación con una cama cómoda y grande y con buenas instalaciones de baño a un precio razonable. Algunas habitaciones en los albergues juveniles tienen ventanas al estilo francés o tragaluces, los cuales son buenas si uno quiere mirar al pueblo.