La temporada de la NBA corre serio riesgo de ser suspendida por completo. Los jugadores rechazaron la oferta-ultimátum de los clubes y la situación, ya de por sí difícil, se complicó extraordinariamente. Representantes del sindicato de los jugadores (NBPA) y de las plantillas de los 30 clubes de la Liga, entre los que estaban Kobe Bryant y Carmelo Anthony, se reunieron por la mañana en Nueva York y desestimaron la oferta de los propietarios de la NBA.
David Stern había sido tajante. "Lo tomáis o lo dejáis", había venido a decir. Los jugadores debían responder si estaban de acuerdo con la oferta de los propietarios: un reparto al 50% de los ingresos de la NBA (unos 3.000 millones de euros al año) para cada una de las partes: jugadores y clubes. O eso, dijo el comisionado de la NBA, o las franquicias volverían al punto inicial de las negociaciones: una oferta de un 47% para los jugadores.
Hasta la conclusión del anterior convenio, los jugadores percibían un 57% del total de los ingresos de la NBA. Cada punto porcentual equivale a unos 30 millones de euros. Y los jugadores, con su presidente y base de los Lakers al frente, Derek Fisher, decidieron romper la baraja. Dejaron entrever que podían haber llegado a aceptar el reparto del 50%, pero no aceptaban otros puntos que tratan sobre la duración de sus contratos y los topes salariales.
Fisher, flanqueado por docenas de jugadores durante la rueda de prensa, indicó que la decisión se adoptó por unanimidad: "Hemos negociado durante dos años con la mejor fe, haciendo un esfuerzo genuino para alcanzar un acuerdo, y hemos llegado a la conclusión de que este proceso no ha funcionado, de que no ha servido para lograr un acuerdo justo. Esta es la mejor decisión para los jugadores. Es importante porque no la adoptamos desde la perspectiva de los que estamos aquí. No negociamos solo para hoy, sino también para los jugadores que permanezcan y se incorporen a la NBA en la próxima década".
Stern, en una comparecencia poco después, se mostró pesimista. Dijo haber advertido ya previamente del riesgo de que el sindicato de jugadores se disolviera y aventuró que el proceso judicial podría durar años. "Estuvimos muy cerca del acuerdo y los jugadores lo hicieron estallar. Han sido engañados", afirmó, con relación a sus agentes y representantes. "Ahora no hay nadie con quien negociar", añadió. Billy Hunter, el jefe del sindicato de jugadores, se mostró igualmente pesimista: "Más que una posibilidad, diría que existe una alta probabilidad de que no haya temporada".