En un ida y vuelta, con el Madrid sonriente y el Levante sufriendo, se consumió la primera media hora, en la que no hubo más daños para los visitantes porque Munúa mostró sus habilidades en un mano a mano con Benzema.
Surgió entonces Di María para ofrecer a su público una magnífica acción desde la derecha que culminó con un disparo que llevó el balón hasta el larguero. Después empezó a jugar para sus compañeros y lució su habilidad en el pase, que combina con una excelente visión de juego que le permite encontrar siempre al compañero mejor situado para hacer daño al rival. Uno de esos envíos terminó en los pies de Benzema después de un error enorme de Cerra. El francés no desaprovechó tanta generosidad y logró el tercero.
La primera parte se cerró con el cuarto de la noche. Nació en un pase de Marcelo a Benzema, que con un movimiento de su cuerpo se deshizo de Ballesteros, que acudió con torpeza al cruce y terminó en el suelo. El envió del francés lo empujó a la red Cristiano.
El Levante afrontó la segunda parte con los tacos afilados, intentando evitar una derrota humillante. Pero las acciones subterráneas de Robusté, Del Horno o Ballesteros ni intimidaron al rival ni lograron minimizar los daños del vendaval blanco. Resistieron hasta que a falta de 20 minutos se desperezó Di María y cayeron otros cuatro goles más, hasta completar el 8-0 final.
El quinto y el sexto se cocinaron en los pies de dos defensas, Pepe y Marcelo.Un magnífico pase en largo de Pepe a Di María lo prolongó al argentino de cuchara hacia Benzema para que el francés superara por arriba a Munúa. Sin tiempo para celebrarlo, Cristiano marcó el sexto a pase también de Di María, que había recibido de Marcelo, y repitió con el séptimo, a pase de Benzema.
No terminó ahí la fiesta, porque si algo tiene este Madrid es una voracidad enorme, una ambición que no se calma con goles. Entraron Pedro León y Diarra por Özil y Granero y el Bernabéu se puso en pie para despedir a Benzema y recibir al canterano Morata, una bonita metáfora de lo que debería ser este equipo.
Y bien cerca estuvo Morata de conseguir el octavo después de una gran acción individual, pero el honor de cerrar la cuenta y marcar el último gol oficial del año fue para Pedro León.
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