Zhang Yizhou, empleado del zoológico de Beijing, juega con su hijo de un año de edad en la alfombra de la sala mientras su esposa, sentada cerca de ellos, toca una suave melodía en el piano.
Esta familia ordinaria de Beijing es una de las muchas que han solicitado acoger en sus casas a los visitantes extranjeros que llegarán a la ciudad para presenciar los Juegos Olímpicos de Beijing en agosto de este año.
Zhang, quien trabaja en el zoológico de la capital china, vive en la comunidad de Anhuili, cerca del Estadio Nacional de China, conocido como "El Nido", el principal estadio construido para las Olimpíadas 2008, y hace un año presentó su solicitud con el deseo de que su casa se convierta oficialmente en uno de los 1.000 " Hoteles Familiares Olímpicos".
La selección de las casas de familia como hoteles para huéspedes internacionales empezará en marzo, según el Buró de Turismo de Beijing.
Los anfitriones deben ofrecer a sus invitados cuartos libres, buena ventilación, y condiciones sanitarias adecuadas en construcciones que cuenten con la debida protección contra incendios y sistemas de iluminación de emergencia, precisó Xiong Yumei, subdirectora del buró.
Beijing está preparándose para acomodar a unos 330.000 visitantes diarios durante las Olimpíadas. De acuerdo con cálculos oficiales, unos 500.000 extranjeros visitarán la capital en algún momento de las Olimpiadas, junto con una gran cantidad de turistas nacionales.
"Habrán suficientes camas, los hoteles de la ciudad cuentan con una capacidad de acomodar a más de 640.000 personas al día", sostuvo Xiong.
El precio para cada "Hotel Familiar Olímpico" será de entre 50 y 80 dólares por noche, sólo una séptima parte de lo que costará un cuarto de hotel regular para esa época.
Aunque el concepto de hospedaje familiar es relativamente nuevo en China, muchos ciudadanos están entusiasmados con la idea de acoger a visitantes extranjeros en sus viviendas durante la Justa.
Zhang manifestó que se esforzará al máximo para asegurar que los visitantes vivan segura y cómodamente, y aunque aún no está seguro de que su petición será aceptada, ya ha elaborado planes para la alimentación.
"Si mis huéspedes desean cocinar ellos mismos, puedo ofrecerles todas las instalaciones. Actualmente estoy considerando comprar una parrilla, en caso de que no están acostumbrados al gas", indicó.
"Pero si quieren probar el auténtico sabor de Beijing, cocinaré para ellos, eso sí, con todas las materias primas compradas en supermercados de calidad cercanos al barrio, para garantizar la seguridad de los alimentos", agregó.
En la lista de preparación de la familia figuran medidas como decorar los cuartos con más objetos de arte tradicional chino, tomar clases para pulir su dominio del inglés, y visitar las nuevas sedes olímpicas para familiarizarse con las rutas de transporte.
Según las autoridades de turismo de la capital, además de las condiciones de la vivienda, las capacidades y voluntad de los propietarios para servir a los invitados también serán consideradas a la hora de hacer la selección.
"Deseamos que haya algo más allá de una simple relación de alquiler entre las familias anfitrionas y sus invitados", expresó Xiong, quien añadió que "la idea es que terminen convirtiéndose en amigos".
Zhang ya tiene algo de experiencia haciéndose cargo de visitantes extranjeros, por eso se siente capaz de hacer sugerencias a los potenciales anfitriones olímpicos.
"No te entrometas en su privacidad ni preguntes sus salarios ni edades como acostumbramos a hacerlo entre los chinos", declaró con seguridad.
Zhang soporta su solicitud sobre el hecho de haber compartido tres meses con una familia de Sidney durante las Olimpiadas 2000.
"En comparación con alojarse en un hotel, el turista que vive con una familia local tiene una inmersión más profunda en la cultura y un conocimiento más amplio de la gente del país que está visitando", consideró Zhang, añadiendo que "al mismo tiempo, es más barato".
Él desea transmitir aquello que recibió en Sidney. Aún recuerda muy bien cuánto le conmovieron las manifestaciones de cariño y cuidado de las que fue objeto en la ciudad australiana, como cuando le diseñaron una ruta para que visitara los lugares más importantes, "los que nadie se debe perder", o cuando le insistían en que usara el casco al salir en bicicleta.
"Deseo que al vivir con mi familia, los huéspedes tengan una buena impresión de las Olimpiadas, la ciudad, y China en general", concluyó.