De acuerdo con el reglamento del Comité Olímpico Internacional (COI), todos los empleados que participan en los trabajos preparatorios de la olimpiada de Beijing’2008 deben firmar un acuerdo de secreto, con el se comprometen a que el público no sepa los detalles de la inauguración del evento hasta el momento de su celebración, en la noche del 8 de agosto. Por ahora sólo una decena de personas conoce a plenitud la concepción de la ceremonia. Bajo la responsabilidad de no violar este pacto, Zhang Yimou, por primera vez en calidad de director general de la apertura olímpica, concedió una entrevista a nuestro sitio y ofreció algunos elementos sobre el perfil del acto.
Periodista: Usted declaró que después de presentar la idea creativa al COI obtuvo una valoración muy satisfactoria. Respetando la premisa de no violar el principio de seguridad, ¿podría comentar algunos detalles?
Zhang: Ya está cumplida la idea. Se ha experimentado un proceso sencillo, que costó más de un año para concluirlo. Tuvimos que informar a muchas autoridades pertinentes, sobre todo al COI, que verifica estrictamente todo el proceso, además de la interpretación cultural y artística.
De hecho, la parte de que me encargo es la ceremonia completa, que durará tres horas y media. Una hora estará dedicada al espectáculo artístico y las dos restantes al desfile de los deportistas, así como el encendido de la llama, el momento más importante, el recibimiento de la antorcha, la liberación de las palomas, la lectura al compromiso de los atletas y los discursos de las autoridades, los cuales forman el contenido de la inauguración.
Periodista: Su habilidad y capacidad para dirigir grandes ceremonias son bien conocidas. Usted no sólo piensa en reflejar lo magnífico de la inauguración, sino que también hace énfasis en los detalles. ¿Cómo afectan o en qué pueden ayudar estas experiencias acumuladas en el pasado para dirigir la apertura de los Juegos Olímpicos?
Zhang: Desde luego, las experiencias acumuladas en el cine y otras formas escénicas pueden servirme de mucha ayuda. En la inauguración se podrán captar las experiencias visuales y administrativas, así como el estilo fuerte e hiperbólico. Todo es posible. Para la interpretación en plazas, desde mi punto de vista, la forma principal de representación es justamente la exagerativa.
Imagínese, en una plaza tan enorme, si planteas una interpretación como en una película de dos protagonistas, seguramente el público no verá nada. Aquí habrá al menos varias decenas de miles de personas. Por lo tanto, el elemento ponderativo es conveniente para el arte que se mostrará en este escenario.
La exageración en este caso significa lo grande, la fuerte visualización, incluido lo llamativo en el vestuario de los actores y actos, los cuales son necesariamente interpretados de esa forma. Como consecuencia, las experiencias pasadas son útiles y valiosas. Claro, no vamos a copiarlas completamente.
Periodista: El público de cine aprecia una película desde un ángulo, mientras que en un estadio como el “Nido de Pájaro” el espectador ve la representación desde sus 360 grados, lo cual significa restricciones en algún punto o más posibilidades. ¿Podría comentarnos su sensación sobre el “Nido”?
Zhang: Puedo hacerlo desde dos aspectos: por un lado, me trae muchas limitaciones, por otro lado, un espacio diferente para desarrollarme, todo depende de cómo lo utilices. Generalmente la interpretación en plazas, llamada popularmente representación artística de plazas, tiene tal problema, pues no existen secretos, incluidas la entrada y salida de los actores, que el público puede ver claramente. Es decir, no hay espacio oculto.
Periodista: ¿Podría revelar más detalles sobre la apertura?
Zhang: Como sabes, el público chino, sobre todo el del territorio continental, tienen ricas experiencias en apreciar grandes ceremonias. Por eso, no les gusta el estilo antiguo y repetido, y lo que anhela es particular. Nuestro espectáculo artístico debe ser singular. Me parece que este es sumamente difícil de hacerlo. Dedicaremos todos nuestros esfuerzos a crear la singularidad y dar al público sorpresas agradables.