Li Yuan, oriundo de Laiwu, en Shandong, se graduó de la Facultad de Bellas Artes del Instituto Pedagógico de Luoyang. Como un estudiante especializado en Pintura al Óleo, su incorporación al programa de voluntariado para las regiones occidentales organizado por el Comité Central de la Liga de la Juventud Comunista manifiesta un cierto tono idealista.

En agosto de 2003 se despidió de familiares y amigos, subió al tren que se dirigía a Xinjiang, donde más al noroeste está su entidad de servicio: la Escuela Secundaria del Regimiento 181 de la División Agrícola 10.

En la escuela, Li Yuan ha desarrollado profundos sentimientos con sus más de 450 alumnos en nueve grupos. “El atraso del Noroeste se debe a la falta de personas con formación. Al ver los ojos llenos de anhelo de los niños en clase, me gustaría poder enseñarles para siempre”, expresa Li.

“Con la temperatura a más de 20 grados bajo cero, juego con los niños, y al ver mis manos entumecidas de frío, ellos las toman entre sus manos y exhalan aliento caliente sobre ellas”, cuenta el joven. En muy poco tiempo, Li Yuan se ha ganado el respeto y el afecto de los niños, quienes le llaman cariñosamente ‘hermano mayor’, y le consideran su mejor amigo.

El 27 de septiembre de 2003 la Escuela Secundaria del Regimiento 181 en que trabajaba Li Yuan experimentó una prueba de vida o muerte. Cuando él estaba impartiendo clases a los niños, de repente, el aula comenzó a agitarse. “¡Terremoto!” Se dio cuenta de inmediato de lo que ocurría. “Niños, vámonos todos al campo de deporte”. Y acto seguido, se apresuró a examinar otras aulas.

Al ver a dos alumnos recogiendo todavía sus bolsos de útiles escolares, gritó por primera vez a sus alumnos: “Dejad los bolsos, os compraré nuevos”. Y luego, cogido de las manos de los dos, se abalanzó escaleras abajo. Gracias a los esfuerzos de él y otros maestros, todos los alumnos lograron escapar sanos y salvos.

Más tarde, supo que este terremoto, de 7,9 grados de intensidad, se produjo a las 19:33 del 27 de septiembre (hora de Beijing) en la Reserva Natural de Altaisky (Rusia), en la zona limítrofe entre Rusia, Mongolia y China, cuyo epicentro estaba a 200 kilómetros, aproximadamente, de la escuela.

En Xinjiang, aparte de las actividades didácticas rutinarias y en estaciones de explotación agrícola intensiva, Li Yuan también ha participado en las labores de apertura de canales, construcción de carreteras y recolecta tomates y melones de Hami.

Antes de que su periodo de servicio de un año venciera, Li Yuan lo prorrogó, sin ninguna vacilación, por un año más. Según él, “por el momento quizá algunas personas crean que somos estúpidos, pero en toda la trayectoria de nuestras vidas, estos dos años de experiencia de voluntariado serán la riqueza más valiosa para nosotros”.