En la aldea de Xinhua, en el municipio de Wuzhong, Región de Ningxia, en el noroeste de China, al ver los sauces recién plantados a ambos lados del camino y las acequias rectas, el color verde por todas partes hace que la gente no pueda creer que está en una región del árido oeste de China.

La desertización afecta gravemente a este lugar. Desde de 2003, con la ejecución de los proyectos de ayuda del Programa Alimentario Mundial de la ONU y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, el ecosistema y la vida de los campesinos de este lugar han experimentado grandes cambios.

En los últimos años, los proyectos y fondos de ayuda procedentes de la ONU, Japón, Australia, entre otras organizaciones y regiones, han entrado en algunas zonas empobrecidas del occidente de China. Sólo en 2007, la región autónoma de la etnia Hui de Ningxia introdujo más de 30 proyectos.

Según la opinión del subjefe de la Oficina de Asuntos Exteriores de Ningxia, Liu Jinqi, los proyectos de ayuda internacional atañen a la educación, la agricultura, el medio ambiente, la sanidad y otros muchos terrenos, así como a la mejora de las infraestructuras locales, y la capacitación de profesionales en tecnología, asistencia médica, sanidad y otros aspectos entre los campesinos.

Además, se busca la superación de dificultades financieras mediante microcréditos, que se han convertido poco a poco en importantes fuerzas complementarias para el desarrollo económico y social de Ningxia.

Liu Jinqi dijo que: “La ejecución de los proyectos de ayuda internacional ha jugado un papel sumamente importante para determinadas personas en dificultad, y los expertos y técnicos extranjeros han traído nuevas tecnologías y concepciones”.

En la casa del campesino Li Yushan, de 42 años, de la aldea Xinhua, el pozo está comunicado con las acequias y en menos de dos metros se puede obtener agua que, pese a tener cierta impureza, es muy fresca y mucho mejor que el agua salinizada del pasado. Según este campesino, el pozo fue construido en 2004 con la ayuda de esos fondos de cooperación, sin que él mismo tuviera que gastar ni un solo centavo.

Li Yushan y otros muchos aldeanos son beneficiarios de microcréditos. En abril del presente año, Li utilizó 3.000 yuanes de microcrédito para comprar tres bueyes rojizos. Con éstos y el huerto, puede ingresar anualmente por lo menos siete u ocho mil yuanes. Li Yushan indicó que “los proyectos también han dado apoyo para la construcción de establos de bueyes, y ahora los aldeanos tienen gran iniciativa para criar estos animales”.