Colombia
“Con nuestras acciones prácticas, logramos que la gente vea el desarrollo coordinado entre las comunidades, residentes y empresas.”
“Cuando llegamos, los habitantes locales no creían que la empresa haría algo para ellos. Pensaban que las empresas estadounidenses no podían hacer cosas para ellos, ni hablar las chinas,” dijo Ye Huimin, gerente de la filial de Sinopec en Colombia. En 2006, Sinopec, junto con una empresa india, adquirió la compañía de energía Lago Sagrado de Colombia. A finales de 2010, Sinopec compró otra empresa de energía.
Ambas eran empresas petroleras estadounidenses de tamaño pequeño antes de que Sinopec empezara a administrarlas. Enfocaban en la explotación de recursos, y prestaban menos atención a la administración de las comunidades y protección ambiental.
La zona petrolera se encuentra en la zona montañosa remota, donde hay los insurgentes. Las comunidades a su alrededor son relativamente pobres, con escasez de infraestructura y nivel atrasado de asistencia médica y educación. Frente a la situación, Sinopec elaboró el plan de desarrollo de las comunidades de tres niveles.
Primero, Sinopec financia poyectos cada año. En 2013, al enterarse del suministro inestable del agua y electricidad en algunas comunidades, la empresa ofreció los combustibles a los habitantes para apoyar el suministro de electricidad y estableció molinos de viento y bombas de agua para facilitar la obtención del agua en los pozos profundos. La empresa Lago Sagrado creó un jardín de infantes y una escuela secundaria de 400 alumnos en la comunidad cercana a la zona petrolera. Ayudó a un pequeño hospital local en la obra de expansión, aumentando las camas y comprando los equipos médicos avanzados.
Segundo, Sinopec mejora el nivel de educación y de trabajo de los habitantes, fomentando la capacidad del desarrollo sostenible. Sinopec y las empresas locales contratan a los empleados de primera línea de máximo 3 mil personas y al menos 1 mil personas en tiempo ordinario. Los empleados temporales de las empresas locales que complementan las operaciones de Sinopec tienen un nivel bajo de educación y técnica. El nivel de operaciones y rentabilidad de otras empresas pequeñas de la comunidad tampoco es alto. Se necesitaba la formación técnica y administrativa. Sinopec tardó de uno a dos años en mejorar su habilidad integral, y les otorgó un certificado si pasaban las pruebas, a fin de hacerles capaces de participar en los proyectos de Sinopec.
María Vargas, de 45 años de edad, se ha beneficiado de estos proyectos. “Antes sólo sabía escuchar y hablar, y hacía simples labores físicas. Tras la formación, aprendí a escribir y a hacer operaciones matemáticas”, dijo con orgullo. “Nunca es tarde para estudiar. Gracias a la empresa china.”
La explotación de los recursos minerales no puede durar para siempre y la diversificación de la economía de las comunidades locales es la idea más importante de Sinopec. Marisol Betancur abrió una tienda con la ayuda de la empresa. Los hombres de la familia trabajan en las zonas petroleras, y las mujeres también pueden soportar el “medio cielo” (es decir la mitad de la responsabilidad). “Es una tienda pequeña, pero es conveniente para la comunidad y mejora el nivel de nuestra vida.”
Al oir que la Corporación de Petróleo de Colombia construye para los residentes de las zonas petroleras los criaderos, huertas y bases de producción de bebidas, Sinopec envió a sus empleados a estudiar, a fin de lograr un mayor avance de acuerdo con las pecurialidades locales y recursos, que no sólo satisface el crecimiento económico, sino tamibén ofrece puestos de trabajo estables, para sentar las bases del desarrollo sostenible de las comunidades.
En opinión de Ye Huimin, la actitud de los residentes sobre las empresas del sector energético cambia con el tiempo. “Con nuestras acciones prácticas, logramos que la gente vea el desarrollo coordinado entre las comunidades, residentes y empresas.”