Hoy día cada vez más empresas chinas entran en América Latina. Los desafíos que enfrentan no sólo consisten en trabajar obedeciendo estrictamente las normas internacionales y reglas locales, sino también alcanzar las metas que las empresas occidentales no pueden cumplir, superando estas normas y reglas. En las áreas de técnica, protección ambiental y responsabilidad social, las empresas chinas han mostrado el fuerte ímpetu de superación de las tradicionales compañías transnacionales occidentales.
Bolivia
“Se debe conocer lo que quiere el pueblo del lugar, para hacer verdaderamente las cosas prácticas y buenas”.
En la meseta boliviana a 3.800 metros sobre el nivel del mar, se sienten los latidos del corazón luego de andar algunos pasos. Se necesita mucha atención al conducir en la carretera montañosa conectada por las pendientes escarpadas. El agua que sale del grifo es color amarillo. Zhang Xin, quien empezó a trabajar en Bolivia tras graduarse, se ha acostumbrado a eso. En su conversación, lo que dijo es principalmente las ventajas de la minería local y el desarrollo de las empresas chinas.
Bolivia tiene un desarrollo relativamente atrasado entre todos los países de América Latina. Los habitantes locales no pintan las paredes de sus casas. Así que sus casas no “son construidas”, y no deben pagar el impuesto de la tierra. Por eso se ve casi por todas partes el color origial del adobe.
En 2013, la empresa de fundición de zinc y germanio Chihong de Yunnan, trasladó su núcleo de inversión en el extranjero a Bolivia. El presidente de la empresa Wang Feng recordó que tenía un “anhelo infinito” por los Andes, ricos en recursos minerales, cuando estudiaba la explotación de minas en la universidad. “Las personas de mi carrera siempre pensamos en venir a ver los Andes una vez en la vida. Es inimaginable que ya estamos aquí explotando las minas”, dijo.
La zona minera Liebich (利比奇) está situada a 300 kilómetros de la capital, La Paz. Los coches sólo pueden correr en un vía en la mayor parte de la carretera montañosa, por eso se necesitan casi 10 horas de ida y vuelta. No obstante, en comparación con otras dos zonas mineras, ésta es la mejor. Wang Feng llama a otra mina de cobre “Posada Longmen”, porque está rodeada de desiertos. El camino entre La Paz y otra zona en el Amazonas es completamente de barro en una montaña escarpada. La primera vez cuando Wang Feng la visitó, tardó 14 horas.
No es nada fácil dar un recorrido si uno vive en la meseta, ni hablar de hacer ejercicio. En el barranco de la zona minera Liebich (利比奇) no hay señal para el teléfono celular y el contacto se hace por el satélite. Es muy lento y costoso. Wang Feng dijo que “cuando llegué por primera vez quise irme inmediatamente. Pero, es una zona rica en recursos minerales de alta calidad. ¿Acaso debemos explotar las minas en las metrópolis prósperas y cómodas?”
Además de explotar las minas, cómo llevarse con la gente local, conocer su cultura y entrar en su vida constituye un problema difícil. “Al salir al extranjero, las empresas chinas no deben simplemente extender sus manos y pies, sino también la cabeza.” En opinión de Wang Feng, independientemente del tamaño de la inversión, las empresas chinas afrontan el mismo problema en ultramar, que es el conflicto cultural. Cómo combinar la idea de los empleados locales y la cultura de la empresa y combinar el desarrollo sostenible de las zonas mineras con el de la compañía, ésa es la clave del problema.
Además de construir carreteras y establecer plantas, Hongchi dona anualmente al menos 300 mil pesos bolivianos a las tres pequeñas aldeas aledañas a la zona minera. Hongchi ofrece su apoyo incondicional a los lugareños en la construcción del embalse y drenaje o con las necesidades de nuevos escritorios, lámparas y otros equipos para las escuelas. Además, organiza un curso de chino para los empleados locales cada noche y de español para los chinos.
La zona minera Liebich (利比奇) contrató a 108 empleados locales en aldeas cercanas y casi todos los hombres de ellas trabajan en la zona minera. En la casa del empleado Zuaso, la madre y la hija mayor están fabricando nuevos trajes con los hermanos menores. La hija mayor quien no ha tenido la oportunidad de salir de la zona montañosa, señaló que con la llegada de la empresa china, su aldea ya tiene un nuevo campo de fútbol y su padre tiene un puesto de trabajo estable. La vida de su familia es mejor que antes. Su hermano menor ahora tiene un teléfono inteligente de nuevo modelo.
“Se debe conocer lo que quiere el pueblo local, para hacer verdaderamente las cosas prácticas y las buenas.” Wang Feng manifestó que Hongchi coopera con el Ministerio de Minería y las instituciones de enseñanza superior de Bolivia para formar a las personas de talento. A partir del año próximo, la empresa seleccionará y enviará a los empleados bolivianos a China para capacitación.