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COMENTARIO: ¿Para quién es el Tíbet un "infierno en la tierra"?
Agregar a favoritos | Imprimir | e-mail | Corregir   10:51 11-03-2009 / spanish.china.org.cn
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El martes es una fecha especial para los tibetanos. Los 2,8 millones de residentes de la Región Autónoma en el suroeste de China conmemoran 50 años de que fue abolida la servidumbre feudal, pero para el decimocuarto Dalai Lama y su "gobierno en el exilio" representa cinco décadas de intentos inútiles para lograr la independencia.

Cincuenta años después de haber huido de China y de haber fracasado una y otra vez en fomentar los disturbios generalizados en el Tíbet y en otras comunidades tibetanas del oeste de China, el Dalai Lama aparentemente está a punto de perder el juicio.

En un discurso para conmemorar al aniversario número 50 de su exilio, el Dalai Lama se despojó abruptamente de su apariencia pacifista y de sus sonrisas para poner en evidencia la confusión más allá de la inteligencia del "líder espiritual" mismo y completamente alejado de la verdad.

En este discurso, pronunciado en el poblado montañoso de Dharamshala, en el norte de la India, el Dalai Lama denigró los 50 años de reforma democrática del Tíbet, el crecimiento económico sostenido y la mejora en los derechos humanos al describirlos como "sufrimiento y destrucción inauditos para la tierra y para la gente del Tíbet".

El también difamó al gobierno chino cuando dijo que mató a cientos de miles de tibetanos y que transformó a la meseta en un "infierno en la tierra".

"Los tibetanos son considerados criminales que merecen ser condenados a muerte", dijo el líder espiritual.

El Dalai Lama podría haber realizado algunas fanfarrias frente a las fuerzas a favor de la "independencia del Tíbet" en el extranjero y hechizado a algunos occidentales con sus suposiciones, que aunque carecen de fundamento algunas veces se venden bien internacionalmente, por ejemplo, que la cultura e indentidad tibetanas están al "borde de la extinción".

Sin excepción, el decimocuarto Dalai Lama y todos sus predecesores representan a los aristócratas y propietarios de siervos en el viejo Tíbet. Así que cuando ocurrió la reforma democrática y todos los siervos se levantaron para poseer tierra y convertirse en seres humanos dignos, el Tíbet se convirtió en un "infierno en la tierra" para el Dalai Lama y sus seguidores.

Este "infierno en la tierra" es precisamente el "paraíso en la tierra" para los tibetanos comunes. Bajo ninguna circunstancia esta gente permitiría que el Dalai Lama restableciera los viejos estratos sociales en su tierra natal, bajo el nombre del "camino intermedio" o "autonomía significativa".

Cualquiera con el mínimo conocimiento sobre el Tíbet sabe claramente que bajo el gobernante Partido Comunista de China se han construido escuelas, hospitales, casas resistentes a sismos y otras instalaciones para mejorar la calidad de vida de los tibetanos. También sabe cómo se han construido carreteras, aeropuertos y una vía férrea para llevar algunos de los suministros más necesarios, y como las tecnologías modernas han permitido a los agricultores producir verduras y frutas en la tierra que antes era infértil.

Cualquiera que haya estado en el Tíbet queda admirado por su cultura bien preservada: los valores de siglos de existencia albergados en el Palacio Potala, en el Templo Jokhang y en más de otros mil monasterios, las obras de arte tradicionales y la ópera, las casas elegantes de estilo tibetano, los hábitos de comida, la característica mantequilla de yak, la cebada de las tierras altas y otro tipo de cocina, y el idioma único, uno de los pocos dialectos chinos que se siguen usando ampliamente en formas escrita y hablada.

Cincuenta años después de la partida del Dalai Lama de China, algunos tibetanos siguen venerándolo como su "líder espiritual". Ellos lo hacen porque como budistas devotos lo adoran como la reencarnación de todos los Dalai Lamas previos. Es este estatus, y no sus palabras o hechos, el que ha hecho ganar al decimocuarto Dalai Lama cierta admiración.

Para el Dalai Lama, 50 años es mucho tiempo. El Tíbet ya no es la tierra de pobreza que era y de la cual él huyó. Su gente ya no vive bajo el látigo de los propietarios de siervos, totalmente ignorante de lo que ocurre en el mundo entero.

Si el Dalai Lama realmente desea hacer algo benéfico por los tibetanos, debe dejar de mentir, abandonar su mentalidad separatista y mostrar cierta sinceridad para solucionar la cuestión del Tíbet apropiadamente.

 


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11-03-2009 , agencia de xinhua
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