En el documento oficial recientemente publicado por el Consejo de Estado sobre la intensificación de la coordinación del desarrollo urbano y rural y el ulterior fortalecimiento de la base para el desarrollo agrícola y rural, el gobierno, por séptimo año consecutivo, ha tratado el tema del sector agrícola y el campesinado. En el documento se establece que hay que adoptar medidas específicas para resolver los problemas de la neuva generación de trabajadores emigrados del campo a la ciudad.
Estos jóvenes, de entre 18 y 25, con un mayor nivel educativo y elevadas expectativas ocupacionales, contabilizan unos 100 millones de personas, con lo que representan el 60% de los 150 millones de trabajadores provenientes del campo en las ciudades. Ello muestra que este grupo se ha convertido en una nueva fuerza que no se debe desatender, y que además demanda más comodidades materiales y espirituales, y no está, en definitiva, dispuesta a trabajar tan duramente por tan poco.
Esos factores son los que diferencia a esta nueva generación de trabajadores emigrados de la anterior. Muchos, siguiendo los pasos de sus padres, se han desplazado como hicieron ellos hace una o dos décadas a trabajar a Guangdong, pero sin duda no lo han hecho de la misma manera. Muchos no saben labrar la tierra, no han tenido una vida tan dura y están acostumbrados a viajar, a la vida urbana, y a utilizar en su vida diaria las nuevas tecnologías.
Qiu Qiliang, de 23 años y procedente de la zona montañosa de Liannan, lleva cinco años trabajando fuera de su tierra natal pese a su juventud. La experiencia vivida le ha hecho sentirse diferente de sus paisanos de Liannan, y ahora su mayor esperanza consiste en abrir una tienda de reparación propia y luego comprar una vivienda y casarse en la ciudad.
En comparación con las ideas y la forma de vida de los trabajadores emigrados del campo de la anterior generación, estos jóvenes están más inclinados a considerarse a sí mismos como residentes urbanos, no quieren volver al campo y desean establecerse con decencia en la ciudad.
En el informe de estudio de la nueva generación de campesinos publicado por el Centro de Estudio de los Jóvenes y Adolescentes de China, se revela que estos trabajadores campesinos tienen un mejor nivel educativo y menos obligaciones familiares, son en su gran mayoría solteros, y no tienen experiencia en las labores agrícolas. Entre un 65 y un 70% de ellos destinan sus ingresos principalmente a los gastos de su propia vida cotidiana y rara vez envían dinero a sus familiares, cerca de un 70% pose teléfono móvil, y sus gastos en telecomunicaciones se sitúa entre un 15 y un 25% de sus gastos totales. Aspirando a integrarse en la vida urbana, un 71,4% de las mujeres y un 50,5% de los hombres de origen campesino eligen establecerse en las ciudades donde trabajan. Persiguen un estilo de vida que incluye los cibercafés y las discotecas, la ropa de moda, y en algunos casos incluso se constituyen grupos artísticos o galerías de arte de trabajadores emigrados del campo. Al mismo tiempo, conceden gran importancia a su educación y perfeccionamiento, y muchos de ellos solicitan trabajo presentando sus certificados de habilidad técnica, con los cuales tienen más oportunidades de empleo.
Contrarrestando la impresión negativa que solían producir en la gente de las ciudades los antiguos trabajadores emigrados del campo, estos jóvenes se muestran a los urbanitas de una forma completamente distinta: de menos de 25 años generalmente, hablan bien el putonghua, cuentan con móviles de marca y tienen conceptos de vida y trabajo bien distintos de los de sus padres. No se sienten satisfechos con los puestos de trabajo más bajos y de escasas perspectivas, no ahorran dinero para enviarlo a su familia, ni mucho menos vuelven a su tierra natal para casarse. Además, a menudo son capaces de protestar y resistirse a las discriminaciones de las que son objeto.
Qiu Qiliang había trabajado varios años en una fábrica de teñidos y estampados con un comportamiento sobresaliente. Según su patrón, “es inteligente y tiene mucha capacidad de comprensión”. Sin embargo, en julio del año pasado dejó este trabajo por los largos horarios y la alta temperatura y la humedad del ambiente de la fábrica. Se decidió a ir a la Escuela Técnica Qingyuan a estudiar mecánica durante medio año para poder después cambiar de trabajo. Sobre su futuro, tiene un plan: “Cuando domine una técnica especifica, iré a una ciudad grande, como Guangzhou, a trabajar”.
Según indica el director de la referida Escuela, muchos jóvenes como Qiu Qiliang, quienes quieren establecerse en las ciudades, se han matriculado para estudiar aquí.
“Que proceda del campo no significa que no pueda exigir una mejor calidad de vida, necesito también entretenimiento y amistad, y conocer lo que pasa en el país mediante la red”, expresa Wang Yuming, un graduado de enseñanza secundaria de ciclo inferior de 23 años que dice que rechazó la oferta de una empresa por estar lejos de los barrios más céntricos.
El hecho de que el aprendizaje técnico sea para estos trabajadores del campo una razón importante para desplazarse indica que aspiran a tener un espacio de desarrollo más amplio, y que la forma de conseguir esto es mediante la educación. Un 56,9% del total cree que trabaja para ganar más dinero, mientras que un 62,6% desea tener su propia empresa en el futuro, que es el ideal máximo de muchos de ellos. La encuesta muestra que un 31,2% cursan estudios en su tiempo libre, y un 56,2% desean que los organismos locales pertinentes organicen capacitaciones técnicas de diversa índole para ellos.
