En 2007, durante la disputa que la cantante y su ex marido mantuvieron por la custodia de sus dos hijos, su ex guardaespaldas Tony Barreto firmó una declaración, en calidad de supuesto “testigo protegido”, en la que se acusaba a Spears de tener una fuerte adicción a las drogas que la incapacitaban para ser una madre calificada, por lo que se sugería que no era conveniente darle a la cantante el derecho de custodia. Britney se enfrentaba, además, a otros problemas derivados de su adicción: el 19 de septiembre de 2007, su compañía anunció que cancelaba su contrato, indicando en una declaración: “Nos sentimos muy afligidos por la confirmación de las repetidas informaciones de la prensa. Nos vemos obligados a suspender el contrato con Britney. Reconocemos que ella es una artista talentosa y sus discos se han vendido en cantidades ingentes, pero la actual situación nos impide dedicarnos al trabajo de manera normal. La decisión de cancelar el contrato fue tomada por necesidad. Sólo deseamos buena suerte a Britney.”