Por Robert Lawrence Kuhn

En China, el Sueño Chino estimula las esperanzas y presenta expectativas; internacionalmente, genera cuestionamientos y preocupaciones. Aquí ofrezco una mirada fuera de China, exploro actitudes, sugiero respuestas y precauciones de los peligros de las profecías autocomplacientes.

La visión global del Sueño Chino del presidente Xi Jinping se ha convertido en un gran conductor del continuo proceso de reforma y desarrollo de China. El Sueño Chino difiere del Sueño Americano en el sentido de que expresa las aspiraciones colectivas de China –“el gran rejuvenecimiento de la nación china” (en palabras de Xi)—y difiere del Sueño Chino en la historia de China al embarcarse en los sueños personales de cada uno de los chinos para procurar vidas felices, saludables, abundantes y productivas.

Que el mundo entero obtiene beneficios materiales del Sueño Chino es aparente en una economía global. Los altos estándares de vida significan mayor consumo de bienes y servicios en China, lo que funciona para generar empleos y prosperidad en un efecto multiplicador a nivel mundial. El cometido de China con la ciencia permite que toda las personas compartan el éxito de China, al producir nuevas tecnologías ampliamente disponibles a bajo costo.

Las malas interpretaciones, no obstante, pueden distorsionar las motivaciones. La ansiedad occidental está enraizada en el temor de que para que China puede cumplir el Sueño Chino, deberá asumir una actitud más firme, más agresiva y más expansionista en asuntos internacionales, especialmente al relacionarse con los estados vecinos más pequeños.Aún cuando los líderes de China prometen que “sin importar qué tan fuerte llegue a ser China, China nunca buscará la hegemonía”, aún así hay preocupaciones de que en algún momento en el futuro, nuevas razones surgirán para romper aquellas viejas promesas. Uno nunca sabe, temen los extranjeros, cuándo el “noble gigante” cambiará de parecer, cuándo el “león recién despertado” no será más “pacífico, complaciente o civilizado”.

En su discurso “Los Retos de China a la Hegemonía de Estados Unidos”, el ex embajador de Estados Unidos, Charles W. FreemanJr (el intérprete principal durante el legendario viaje del presidente Nixon a China en 1972) nos aconsejó “ver a China como lo que es, no como lo que queremos o como lo que tememos” ni tampoco como China puede presentarse hoy en día con toda sinceridad. Y explica: “China está inadvertidamente haciendo eco al aislacionismo de Estados Unidos en el siglo XIX y principios del siglo XX. Los Estados Unidos no buscaban en ese entonces dominar o controlar el sistema internacional de los estados, ni buscar soluciones militares a problemas más allá de sus fronteras. En el debido momento y en respuesta a circunstancias, no obstante, Estados Unidos terminó ejecutando los dos”.