Por la tarde, en el comedor estudiantil de la Univesidad Politécnica de Macao pido un Té con leche Hongkonés. Las manos diestras de camarero, que además es guapísimo, me dejan deslumbrada. Diez patacas por una taza de té con leche, y además, de regalo, la oportunidad de tomarle una foto a ese camarero tan guapo. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba de la tranquilidad de un té en el campus de una universidad.
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