La hospitalidad de los chinos se manifiesta con lujo de detalles en los banquetes. Los sentimientos se ponen de manifiesto entre uno en el momento de la convidada. Al invitar a beber, los chinos suelen pedir a los invitados que tomen más licor, en expresión de su deber como anfitrión.

Mientras más beban los huéspedes, más contentos estarán los anfitriones, sintiendo el respeto y la amistad que les profesan los primeros. Si los huéspedes rehúsan beber, los anfitriones sienten que ‘pierden la cara’.

Alguien ha resumido las siguientes maneras de convidar a beber: “convidar con cortesía”, “convidar por la fuerza” y “convidar mediante multa”.

Aunque estas prácticas traducen una costumbre popular honesta, producen al mismo tiempo cierto efecto negativo.

“Convidar con cortesía” es una virtud tradicional de beber, es decir, invitar de forma cortés y moderada a los huéspedes a tomar licor.

Al principio del banquete, el anfitrión suele pronunciar algunas palabras y proponer el primer brindis. En este momento, todos los presentes deben ponerse de pie, el dueño bebe hasta el fondo el licor de su copa y la voltea boca abajo indicando que ha acabado el líquido en señal de respeto a los huéspedes. Por regla general, los invitados deben también terminar el licor de su copa. Durante el banquete, el anfitrión acude a cada mesa para convidar a los asistentes a beber.

“Devolver la convidada” se refiere a que el huésped invita al anfitrión a beber.

“Convidar mutuamente” es invitarse a beber entre los huéspedes. A fin de hacer que la otra parte tome más licor, el convidante busca múltiples razones para que el convidado beba, si éste no encuentra motivo de objeción. A través de la búsqueda de argumentos de ambas partes, se profundiza el sentimiento humano.

“Beber por otro” es una manera de eludir la convidada sin perder el respeto propio ni mermar el ánimo del anfitrión y otros invitados. Un huésped que no sabe beber o ha tomado demasiado, puede encargar a otra persona que guarda una relación especial con él para beber el licor convidado por el dueño y otro huésped. En las bodas, el caballero y la dama de honor de los novios son ideales para realizar esta misión y, por eso, deben tener gran capacidad para beber.

Para convidar a otros a beber en el banquete, cunden muchos dichos interesantes, por ejemplo, “bebe a fondo por los sentimientos profundos y bebe hasta la saciedad por la amistad inmensa” y “toma un simple sorbo si tus sentimientos son superficiales”.

“Convidar mediante multa” es una forma singular de los chinos para la convidada. La “multa” tiene variados argumentos, de los cuales el más común es el atraso, o sea, cualquier invitado que llega tarde al banquete debe tomar tres copas consecutivas, implicando a veces un sentido chistoso.

Los tibetanos son muy hospitalarios. Cuando convidan a huéspedes con el licor de cebada, llenan primero las copas y las llevan delante de ellos, quienes deben aceptarlas con ambas manos, empuñarlas luego con una mano y meter los dedos pulgar y corazón de la otra en la copa para mojarlos ligeramente y extenderlos con fuerza hacia el cielo en expresión de venerar a la divinidad del Cielo. Acto seguido, repiten las acciones dos veces para venerar a la divinidad terrestre y al Buda.

Esta costumbre tradicional hace ver que el licor de cebada es inseparable de la gracia generosa del Cielo, la Tierra y el Buda. Por eso, antes de disfrutar de esta bebida, se debe honrar a los dioses.

De acuerdo con el hábito de los tibetanos, el huésped debe tomar un sorbo y el anfitrión llena en seguida la copa y así sucede con el segundo y el tercer sorbos. Finalizado este proceso, el invitado debe tomar de un golpe toda la copa. El dueño considera que sólo esta conducta del huésped le da el respeto. Mientras más beba el invitado, más contento estará el dueño, porque testimonia la buena calidad del licor elaborado por él.

Cuando los tibetanos convidan a los huéspedes, los hombres deben usar la copa grande o el tazón y las mujeres, recipientes pequeños.

Los miembros de la minoría étnica Zhuang no usan copas para convidar a los huéspedes a beber cruzando los brazos, sino cucharas para tomar el licor. En esta ocasión, el anfitrión suele cantar: “La vasija de estaño está llena de licor blanco; no debes rechazar el licor ofrecido; tengo la sinceridad de convidar a mi distinguido huésped como a un dios. Uso la vasija para llenar tu copa de porcelana blanca de licor; no debes declinar mi invitación; el licor es producido con mis sentimientos amistosos; aunque no es de buena calidad, eres un dios si bebes la mitad”.

Los habitantes de la etnia minoritaria Yugu, en el noroeste del país, suelen convidar a los huéspedes a beber un par de copas. No importa cuántos huéspedes lleguen, el anfitrión emplea siempre dos copas. Los anfitriones presentes se turnan para servir licor a los invitados.