Abriendo el cuadro de la historia humana, tanto China como los países occidentales crearon su propia y brillante cultura alcohólica.
Con la inspiración que le dio el licor, Li Bai, conocido como poeta inmortal, creó una gran cantidad de versos famosos. “Los días sin el vino son como los días sin la luz del sol”. Louis Pasteur, “padre del vino”, tomó éste como la luz del sol que mantiene a todos los seres vivos. Entre los dos, es difícil saber quién tenía más predilección por el alcohol. La diferencia entre China y Occidente se refleja también en sus opiniones sobre el alcohol, aunque ambas partes tiene el similar interés por el mismo.
1. Diferencia en la variedad
China tiene una cultura alcohólica con una larga historia. Pese a que el licor amarillo es el más antiguo en su tipo, el representante principal es el licor blanco. En cierto sentido, se puede decir que la cultura alcohólica de China se refiere a la cultura del licor blanco.
Hace más de 10 mil años, China ya llegó a ser uno de los tres centros agrícolas del mundo, junto con Oriente Próximo y América Central. Sus cereales se caracterizaron por el alto volumen de producción y la amplia variedad. Además de cubrir las necesidades del pueblo, quedaban excedentes, lo que puso los cimientos de la producción de licor a partir de cereales.
Por su parte, Grecia, conocida como la cuna de la civilización occidental, se sitúa en la península de los Balcanes y tiene un típico clima mediterráneo. Sus tierras infértiles no resultan favorables para el cultivo de cereales, lo que dificulta la producción del licor. Sin embargo, las uvas que se adaptan a la sequía y el clima mediterráneo son ampliamente cultivadas en aquella tierra. Con su producto, el vino cubre las demandas occidentales de esta bebida alcohólica.
2. Diferencia en los ritos
La cultura alcohólica china y la occidental son muy distintas en cuanto a los ritos al respecto. Cuando toman bebidas alcohólicas, los chinos dan más importancia a la persona con quien beben juntos, mientras que algunos occidentales lo otorgan a la propia bebida.
Los ritos alcohólicas de los chinos reflejan el respeto a los bebedores. El dueño y el visitante tienen sus propios asientos y un orden fijo cuando brindan a la salud del otro. El primero en hacer el brindis es el dueño, y los que sigan el orden erróneo deben ser castigados. Hay que beber primero a la salud del huésped más importante con la copa llena, demostrando así el gran respeto.
La cultura alcohólica de China ha sido profundamente influida por la ética tradicional sobre el protocolo en la mesa para niños y ancianos, dando la mayor importancia al respecto al bebedor.
Los ritos de algunos países occidentales con respecto al vino reflejan el respeto que dan a la propia bebida. Los enólogos y bebedores más expertos suelen observar primero el color del vino, luego olerlo y saborearlo, disfrutándolo con todos sus sentidos.
En cuanto al orden para beber, algunos occidentales tienen la costumbre de tomar primero el vino blanco y luego el vino tinto, el vino ligero antes que el fuerte y el vino joven precediendo al viejo, sintiendo gradualmente los cambios. La elección de la copa como recipiente responde también al principio de hacer al bebedor disfrutar con plenitud del vino. La copa de pie alto en forma de tulipán, la licorera que se usa para guardar y servir el licor y los vinos de aperitivo y el termómetro diseñado especialmente para medir la temperatura del vino demuestran el respeto que dan los occidentales al vino. Todos los ritos y la cultura del beber sirven para saborear mejor la bebida.
3. Diferencias en el objetivo del consumo
En China, las bebidas alcohólicas sirven a veces como medio, como dice un refrán, “el objetivo del hombre borracho no es el licor, sino otras cosas”. A los ojos de los chinos, el licor es un medio de comunicación, por lo que en la investigación de la cultura alcohólica de China, se presta más atención a la función añadida de las bebidas alcohólicas que a su sabor y categoría.
Al igual que en China, en Occidente el vino guarda una función esencial de comunicación y convivencia, especialmente entre la gente en general, como forma de relacionarse.
En algunas ocasiones, el objeto que se persigue al beber vino resulta más sencillo, que es sólo contemplar y disfrutar del mismo. Los enólogos y bebedores expertos occidentales, especialmente entre las personas con más poder adquisitivo, suelen en ocasiones dar más importancia al disfrute y análisis de su rico sabor y sus matices.
Al comparar la cultura china y la occidental respecto a las bebidas alcohólicas, se puede descubrir que las diferencias en el consumo de alcohol reflejan las distintas formas de pensamiento.