Machu Picchu figura en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco desde 1983, y en 2007 fue nombrada como una de las siete maravillas del mundo moderno. Cada año recibe la visita de un millón de turistas, nacionales y foráneos, lo que suscitó la alarma de algunas organizaciones por los problemas que la explotación turística podría causar a su conservación.
Sin embargo, la misión de inspección de la UNESCO que la ha visitado ha considerado que no debe ser incluida en la lista de patrimonio mundial en riesgo, según ha informado el Instituto Nacional de Cultura de Perú. Esta decisión ha sido adoptada tras revisar las medidas del gobierno peruano para gestionar la famosa fortaleza y considerarlas apropiadas para garantizar el buen estado de conservación de la misma.
Cecilia Bákula, la directora nacional del INC, ha comentado que "esto es un reconocimiento a una política coherente del gobierno del presidente Alan García para la prevención y protección del patrimonio cultural de la nación, es un logro". Las medidas que se han adoptado se concretan en la reactivación por parte del gobierno de la Unidad de Gestión de Machu Picchu (UGM), una de las medidas que la propia UNESCO solicitó a Perú en 2007 para mejorar la protección del monumento.