España, que es el segundo país del mundo, con más monumentos declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO (tiene un total de 40 incluidos en la Lista, tan sólo por detrás de Italia) ha presentado para el año 2009 dos candidaturas, que serán consideradas entre los días 22 y 30 de junio en la 33ª Sesión del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO en Sevilla.
Una de dichas candidaturas, la famosa Torre de Hércules, es el único faro romano que funciona en la actualidad como en el momento de su construcción, lo que lo convierte en un monumento de un valor universal “excepcional” y un gran candidato a ser incluido en la Lista.
La Torre, que se eleva en una colina de la península de La Coruña, a unos 60 metros sobre el nivel del mar, es el símbolo indiscutible de la ciudad y se halla representada en el escudo de la misma. Cada noche se pone en funcionamiento, emitiendo señales luminosas cada 20 segundos que pueden ser avistadas a 24 millas de distancia, o, en los días de niebla, una señal sonora que puede ser oída a 7 millas de la costa.
Según sugiere la inscripción latina al pie de la Torre, ésta fue construida por el arquitecto Cayo Sevio Lupo a instancias del imperio romano a finales del siglo I y principios del siglo II después de Cristo, entre los reinados de Nerón y Vespasiano. La construcción de la Torre es una prueba de la importancia que las rutas marítimas que unían el Mediterráneo con la Europa del Norte habían adquirido con la expansión del imperio romano, en las cuales las costas gallegas eran un puerto de apoyo fundamental. El antiguo enclave portuario romano, que recibió el nombre de Brigantium, fue muy importante para el comercio y las maniobras militares del imperio.
Probablemente, la Torre perdió su uso marítimo durante la edad media, pasando a convertirse en una torre fortificada que ayudaría a repeler los numerosos ataques normandos que sufrieron las costas gallegas durante el siglo IX, y llegando a abandonarse en el siglo XIII, ya muy deteriorada y desprovista tanto de su muralla exterior como de su rampa original de acceso.
Más adelante, en el siglo XVI, la Torre sería utilizada como puesto de vigilancia bajo la responsabilidad del Ayuntamiento de la ciudad, que iniciaría además la protección de la Torre, prohibiendo, en 1553, que fuera utilizada como cantera, a la vez que procede a su reparación. En el siglo XVII, la función de faro de la Torre sería recuperada, a partir de la construcción de una escalera interior que permitiese el acceso a la parte superior de la Torre ordenada por el Duque de Uceda, Gobernador y Capitán General del Reino de Galicia, a la que seguirían otras reparaciones, que sin embargo resultaron insuficientes.
Eso llevaría a una modificación sustancial del aspecto de la Torre, por lo que de la antigua estructura romana tan sólo se conserva el interior, de base cuadrada, y las incógnitas sobre el aspecto primitivo de la Torre, así como sobre su origen, son muchas.
Las obras de restauración definitivas, que darían a la Torre su actual aspecto clasicista, se llevarían a cabo entre 1788 y 1790, durante el reinado de Carlos III, y afectarían sobretodo al tramo superior de la Torre, que era el fundamental para garantizar el buen funcionamiento de la misma como faro. En 1849 se produciría otra modificación, esta vez del interior de la Torre, para acondicionarla como sede de la primera Escuela de Torreros de Faros de España, que se mantendría hasta 1854. No sería hasta 1927 que se realizaría la electrificación del faro
Las leyendas que dan nombre a la Torre cuentan que el héroe clásico Hércules, tras matar al gigante Gerión, que aterrorizaba a los habitantes de la región, enterró su cabeza en el lugar en el que después mandaría erigir la Torre como símbolo de su victoria y de la liberación de la región.
La Torre está hermanada desde septiembre de 2008 con la Estatua de la Libertad de Nueva York y con el Faro del Morro de La Habana, el más antiguo de América.