La ciudad sagrada de Caral, que con sus cinco mil años de antigüedad está considerada como la civilización más antigua del continente americano, es una candidata óptima para ser incluida en la ampliación de la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO del año 2009.
Las ruinas de la antigua ciudad, llamada “La Ciudad de las Pirámides” por sus seis grandes pirámides de hasta 30 metros de altura, cuentan con una extensión de entre 50 y 60 hectáreas, y están situadas en el valle del río Supe, a 182 kilómetros al norte de Lima en la provincia de Barranca. La zona, una terraza aluvial rodeada por los altos picos de los Andes, es rocosa e incluso desértica en algunas partes, con numerosas dunas que contrastan con el verde del valle.
A parte de las pirámides, se han identificado otros veintiséis conjuntos arquitectónicos de diversa magnitud y función, entre ellos templos y altares, complejos residenciales y almacenes, o incluso un anfiteatro, todos ellos dispuestos en torno a plazas u otros grandes espacios abiertos de forma ordenada.
De los excavados hasta el momento, el Anfiteatro es uno de los más característicos. Se trata de un conjunto especial, en el que destaca una gran plaza circular en torno a la cual se dispone una serie de gradas a diferentes alturas, y está separado del resto de la ciudad por una muralla rectangular, dentro de la cual se construyeron también otros pequeños edificios. Otro de los edificios importantes es el Altar del Fuego Sagrado, que podría ser un ejemplo de la tradición religiosa Kotosh, que caracterizó las áreas montañosas del norte y centro de Perú durante los periodos Arcaico Tardío y Formativo y las costeras durante épocas posteriores. Al menos, así parece indicarlo su fogón ceremonial para la incineración de las ofrendas, de forma ovalada, situado en el centro del recinto.
Entre las pirámides, la denominada Pirámide E, que corresponde al Templo Mayor, es la más destacada. Esta situada al este de la ciudad, con una pequeña plaza circular hundida que da acceso a la misma, está compuesta de una estructura central y dos alas laterales, cada una de ellas con tres plataformas a las que se puede ascender a través de una escalinata. La pirámide fue construida a partir de grandes bloques de piedra cortada unidos con argamasa, y, en la parte superior, hay un bloque de piedra o “huanca” de grandes dimensiones cuyo valor se cree que era eminentemente ritual. Las excavaciones del complejo piramidal, debido a la gran cantidad de mano de obra necesaria para las mismas, han sido hasta el momento parciales.
Las ruinas, aunque descubiertas hace ya varias décadas, no se empezaron a excavar hasta 1996, con el Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe. El objetivo de este proyecto es investigar el sitio y garantizar el estado de conservación de los hallazgos, para lo cuál la calificación del mismo como Patrimonio Mundial por la UNESCO sería una ayuda importante.