La obra del famoso arquitecto suizo de nacionalidad francesa Charles Edouard Jeanneret-Gris (1887-1965), conocido como Le Corbusier, es candidata a ser incluida en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2009. Un total de seis países (Alemania, Argentina, Bélgica, Francia, Japón y Suiza) han presentado una propuesta conjunta que incluye un total de 22 obras de uno de los fundadores de la arquitectura moderna.
Entre ellas, se encuentra la casa del doctor Curutchet, situada en la ciudad de La Plata, Argentina, muy alejada del grueso de las construcciones de Le Corbusier, que se encuentra en Europa. Se trata sin embargo de una obra significativa de la arquitectura moderna, digna de inscribirse en las páginas de la historia del urbanismo del siglo XX, y que conserva el carácter universal, atemporal, característico de la obra de Le Corbusier.
Construida entre 1949 y 1955, mientras Le Corbusier dirigía algunos de los proyectos más importantes de su carrera, como St. Dié (1946-1951), L’Unité Habitation de Marsella (1946-1952), Roq et Rob, en Cap Martin (1949), Chandigarh Capitol Buildings, en la India, Le Maisons Jaoul, en Neuilly (1952-1955), y Notre Dame du Haut, en Ronchamp (1950-1955), se vería inevitablemente eclipsada por estas obras maestras del renombrado urbanista.
Sin embargo, no cabe duda de que la casa Curuchet es una muestra del concepto arquitectónico revolucionario e innovador que guiaría durante esos años los pasos de Le Corbusier, que pondría en relación de una forma completamente diferente la ciudad y la casa, así como la funcionalidad y la manera de habitar la misma, en un diálogo constante entre la técnica y la poesía.
La dinamización espacial y las sorprendentes perspectivas visuales, cambiantes, presentes en la casa, hacen de la misma un espacio plenamente ideado para el hombre que la habita, de manera que la casa adquiere una función psicológica que supone necesariamente una significación nueva de vivienda.
Uno de los elementos más sobresalientes del diseño espacial de la casa es la transparencia, que “ordena” literalmente el edificio, los elaborados vacíos, y el aprovechamiento meditado de los recursos naturales del emplazamiento en el que se ha construido la misma, como el de la iluminación natural.
La casa, que es al mismo tiempo vivienda particular y consultorio, está situada en un terreno de 200 metros cuadrados, se abre a dos plazas y un pequeño bosque, un espacio exterior presente en cualquier espacio de la casa, ideada para nutrirse constantemente de él.
La Casa Curutchet, como otras obras de Le Corbusier, tiene una relevancia fundamental en la historia y la arquitectura del pasado siglo, que hoy en día continúa sorprendiendo y proporcionando respuestas y perspectivas innovadoras a las problemáticas de las ciudades modernas y los retos urbanísticos a los que se enfrentan los arquitectos y planificadores contemporáneos.