La experiencia de China desde 1979 revela que la economía planificada que se probó en la NEP rusa es la forma más eficaz de organización económica, are durante la transición al socialismo, cuando las leyes de la economía socialista operan a la vez que las de la economía capitalista. Esto significa que esta planificación y la ley del valor coexisten y compiten. Después, poco a poco el principio de planificación gana peso sobre el otro, a través de mejoras en la capacidad productiva, y la productividad del trabajo en las empresas públicas.
Los estados capitalistas, no importa lo democráticos que sean, favorecen sistemáticamente el sector privado, lo que se corresponde con los intereses materiales de la clase gobernante. Por eso, la generalización del fraude en bancos privados antes de 2008 fue premiada con la transferencia de la deuda a los hombros de la clase trabajadora europea y norteamericana. En China, el sistema bancario controlado por el estado y el CPC ha favorecido siempre el sector publico, y las necesidades del desarrollo económico en su conjunto por encima de los intereses privados. El diferente comportamiento del estado en China y en los Estados Unidos está basado en una auto-reproducción natural del sistema socialista.
Los capitalistas ingleses adquirieron los recursos necesarios para crear la revolución industrial mediante el robo a los campesinos, las colonias de esclavos y metales preciosos. Marx llamó este capitalismo primitivo “acumulación”. La acumulación primitiva socialista en China toma la forma de usar ahorros privados en bancos estatales para invertir en desarrollo socio-económico, así como una miríada de otros medios por los cuales el estado transfiere recursos de la esfera privada a la pública.
Lo que el CPC ha demostrado desde que Deng Xiaoping iniciara la reforma y apertura de la economía es que las fuerzas capitalistas pueden mantenerse bajo control mediante el incremento de la fuerza de las clases trabajadoras. Por cada capitalista que nace hay decenas de cientos de trabajadores. Una pregunta clave en el caso de China es cómo pueden estos trabajadores ejercer control democrático sobre las fuerzas productivas y hacer valer sus derechos constitucionales.
A este respecto, la creciente militancia de los trabajadores chinos debe ser bienvenida. Los trabajadores luchando por sus derechos como está recogido en la ley es precisamente la nueva clase que el CPC necesita ganarse para sí si quiere expandir su influencia entre las clases trabajadoras. Un nuevo influjo de trabajadores de primera línea al partido le proveería con nuevas reservas importantes para fortalecer el comunismo entre las masas
La idea de que la clase trabajadora debe liderar la liberalización de las masas en China fue la inspiración con la que se fundó el CPC. El 90 aniversario inspirará a la nueva generación a estudiar el pensamiento Marxista y desarrollarlo para resolver los problemas del país y del resto del mundo. Esto debe servir como inspiración a la nueva generación de comunistas y trabajadores chinos. La tarea de crear un mundo socialista de paz, libertad y abundancia, en armonía con el medio ambiente, está en sus manos.
El autor es un columnista de China.org.cn. La opinión de los artículos refleja el punto de vista del autor, y no necesariamente el de China.org.cn