"¡Por favor, escuchen las voces de los países en desarrollo!" es la frase que ha sido transmitida por los medios a todas las personas preocupadas por la economía mundial durante la cumbre del Grupo de los 20 (G20) realizada hoy en Londres.
Mientras la crisis económica se propaga, los países en desarrollo han expresado con firmeza sus demandas en relación con la reforma del sistema monetario mundial, la eliminación del proteccionismo comercial y la ampliación de los derechos de voto en las instituciones financieras internacionales.
Estados Unidos y otros países de la Unión Europea (UE) dominan la mayoría de las organizaciones mundiales, incluyendo el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en donde tienen una gran parte de los derechos de voto.
En el FMI, Estados Unidos tiene el 17 por ciento de los derechos de voto, pero países en desarrollo enormes de Asia, Africa y América Latina tienen un total de 42 por ciento. Para China, la tercera economía más grande del mundo en términos del producto interno bruto, los derechos de votación son de apenas 3,72 por ciento.
Los países en desarrollo esperan desempeñar un papel más positivo y activo en las instituciones internacionales. En la actualidad, estas naciones tienen que aceptar las decisiones tomadas por los países desarrollados, independientemente de que resulten constructivas o parciales.
El presidente de China Hu Jintao dijo el 31 de marzo en una entrevista para Xinhua que "el sistema financiero internacional debe ser necesariamente reformado de manera completa, equilibrada, gradual y efectiva para evitar en el futuro crisis similares a la actual". Es una opinión común que la comunidad internacional debe abandonar los prejuicios y mejorar la cooperación pues la economía mundial ha entrado en una de las épocas más difíciles en décadas.
De acuerdo con el panorama 2009 de la economía mundial dado a conocer el 31 de marzo por el Banco Mundial se espera que el producto interno bruto mundial baje 1,7 por ciento en el 2009, la primera caída desde la Segunda Guerra Mundial. El crecimiento económico en los países desarrollados, el mercado más golpeado, bajará 2,9 por ciento. Resulta natural discutir un nuevo sistema monetario mundial tras la devastadora crisis financiera. Zhou Xiaochuan, gobernador del banco central chino, dijo en un artículo públicado en marzo que una nueva moneda de reserva suprasoberana debe reemplazar al dólar como columna vertebral del sistema monetario mundial.
Varios países, entre ellos Rusia, Brasil, India y Sudáfrica hicieron eco de esta sugerencia. John Lipsky, primer subdirector gerente del FMI, describió la idea como una "propuesta seria". El dólar estadounidense, que ha servido como moneda de reserva internacional, debe ser supervisado en forma estricta por el FMI porque la fluctuación y la devaluación generará enormes riesgos para otros países. Pero la supervisión es tan débil que ya generó la preocupación de otros países.
China firmó el jueves un contrato con Argentina para cambiar 70.000 millones de yuanes (10.240 millones de dólares) de sus respectivas monedas para usarlas en comercio e inversión de manera que las compañías de los dos países no tengan necesidad de comprar dólares para pagar por las transacciones. Esta medida es considerada como un paso para reducir la dependencia del dólar.
Por un lado, los países en desarrollo está creciendo con rapidez y están buscando la manera de hacer respetar sus derechos, por el otro, el sistema financiero mundial existente restringe sus derechos, lo que obstaculiza el desarrollo de sus economías.
La crisis económica no es sólo un desastre para la economía mundial. También es una oportunidad para que los países cooperen y reformen el sistema financiero mundial. La comunidad internacional no debe desaprovechar esta oportunidad. Fin