El ex-ministro de Hacienda de Brasil, Luiz Carlos Bresser Pereira, sugirió que la Cumbre del G-20, que se realiza el 2 de abril en Londres, discuta límites a los déficits de cuenta corriente, responsables por gran parte de los desequilibrios en las relaciones económicas internacionales.
En entrevista a Xinhua, Bresser planteó que el gobierno brasileño debería seguir el ejemplo de China, de mantener superávit de cuenta corriente, y adicionar aquella propuesta para el G-20 a las de regulación del sistema financiero y nuevos estímulos fiscales para la recuperación económica.
Según él, todos los países apoyan una mayor regulación del mercado y aumento de los gastos públicos para aumentar la demanda.
"Ahora, adicionalmente yo sugiero que Brasil proponga que se comience a discutir internacionalmente límites para el déficit en cuenta corriente. El FMI, el tratado de Maastricht, por ejemplo, establecen límites para el déficit público, que es el déficit del Estado. El déficit en cuenta corriente no es el del Estado, es el de la nación", subrayó.
"¿Por qué se establece para uno y no para el otro? ¿Por qué no comenzamos a monitorear mucho más fuertemente los déficits en cuenta corriente?", agregó.
Bresser, que comandó el equipo económico brasileño en la segunda mitad de los 80, durante los difíciles primeros años de la redemocratización, destacó que después de las crisis de balanza de pagos de los años 1990, muchos países en desarrollo aprendieron que gran parte de los recursos externos acaba yendo para el consumo debido a la apreciación del cambio y al aumento artificial de los salarios.
Las inversiones extrajeras directas provocaban una elevada tasa de sustitución del ahorro interno por el externo en la medida que causaban valorización cambiaria.
"Los países ricos nos dicen que nosotros precisamos crecer con capital de ellos, dicen que es obvio que países ricos en capitales deben transferir sus capitales para países pobres en capitales", señaló.
Cuando un país tiene déficit en cuenta corriente y lo financia con inversión extranjera, piensa que está aumentando la tasa de inversión y la tasa de acumulación de capital del país, pero no es cierto.
Si eso ocurre, la tasa de cambio se aprecia y los salarios internos aumentan en términos reales.
"Ahí el consumo aumenta, las importaciones aumentan y en consecuencia el ahorro doméstico, el ahorro interno disminuye. Usted tiene una sustitución del ahorro interno por el externo", explicó.
Brasil, por ejemplo, tenía 0 por ciento de déficit en cuenta corriente en el 94, y cinco años después 4,5 por ciento de déficit en cuenta corriente financiado por inversiones directas.
"En el 94 la tasa de inversión era de 16 por ciento. Cinco años después se podía suponer que 17 más 4,5 por ciento sería 21,5 por ciento, y en cambio aumentó para 17 por ciento, sólo 1 punto. Un desastre", enfatizó.
Para el ex-ministro, es lógico que existan pequeñas variaciones, pero hay países donde el déficit de cuenta corriente llega a 5 o 6 por ciento del PIB.
Islandia, por ejemplo, llegó a 16 por ciento, y quebró, destacó Bresser, por lo que es preciso que la comunidad internacional comience a administrar el problema de los gastos en cuenta corriente y promover el crecimiento basado en el ahorro interno de los países.
Como ejemplo de una buena política él indicó el superávit de cuenta corriente que China mantiene en su relación con los Estados Unidos.
"China crece con su ahorro y todavía una parte de su ahorro va para financiar a los otros, específicamente a los Estados Unidos", consideró
Bresser explicó que China hace eso porque no quiere ver apreciar su cambio, es decir, al poner dinero en títulos del Tesoro americano ella consigue mantener su tasa de cambio necesaria.
"Ustedes tienen la política correcta y nosotros (Brasil) no. La diferencia es que ustedes usan la inversión directa extranjera para acceder a tecnología y para acceder a más mercados, pero no para financiar déficit en cuenta corriente, porque ustedes tienen superávit", señaló.
Advirtió además que en el seno del G-20 hay un debate para hacer que países en desarrollo continúen dependiendo de los recursos externos.
"¿En el G-20 que está ocurriendo? Los países desarrollados están presionando para que los países en desarrollo ayuden a aumentar el capital del FMI. Lo que ellos están presuponiendo es que nosotros debemos endeudarnos, tener déficit en cuenta corriente, para ahí venir a salvarnos, a socorrernos", subrayó.
Bresser contrastó el éxito de China con la política de los países del Este europeo, que están en una difícil situación financiera "por haber seguido los consejos del FMI, de los americanos y de los ingleses". Fin