El 7 de octubre de 2001, tras el triunfo de Beijing en la candidatura a los juegos olímpicos, los chinos pasaron otra noche en vela.

A las 21 horas, 21 minutos y 17 segundos, el árbitro principal levantó las manos y tocó el silbato del término del partido, momento histórico que marcó una nueva etapa del fútbol de China. Con la entrada del equipo chino al círculo de los finales, los chinos por fin pudieron tocar y abrir la puerta de la copa mundial del fútbol, meta inalcanzable desde hacía mucho tiempo.

Los chinos han esperado por ese día durante 44 años.

Una tarde de un día de verano de 1958, con una temperatura de 40 grados, el equipo chino empezó su primer partido para participar en los finales de la copa mundial del fútbol. Pero perdió seis oportunidades en los años posteriores, y esta historia de lucha por ingresar en los finales de la copa mundial constituye la historia de sufrimientos de los aficionados chinos al fútbol, y al mismo tiempo, la historia de esfuerzos por una aspiración que nunca han querido abandonar los chinos.

En 2001, el equipo chino tuvo suerte de evitar el encuentro con los equipos de Arabia Saudí y el de Irán, equipos fuertes del oeste de Asia, por medio del sorteo; además, los equipos del Corea del Sur y de Japón, viejos adversarios de China, no tienen que participar en los partidos de preselección por ser anfitriones. Todo ello ha aliviado la presión para el equipo chino. Por otro lado, es de reconocer que los jugadores chinos han madurado mucho, y han aprendido a aprovechar la oportunidad y desplegar su nivel real.