El Tíbet conserva las mayores extensiones de bosques primitivos en China. Con el fin de proteger el entorno ecológico, el gobierno controla rigurosamente la escala de tala, y la tala comercial anual ha sido controlada por debajo de 150.000 metros cúbicos. Mientras tanto, se exige a las bases de abatimiento de árboles rehabilitar la vegetación forestal a tiempo. Los distritos de Jomda, Konjo y Markam, localizados en el cursos superior del río Yangtsé, han emprendido proyectos de protección de bosques naturales en un área total de 31.000 km cuadrados. En las áreas padecidas de graves tormentas de arena y pérdida de agua y suelo, tales como los cursos superiores de los ríos Jinshajiang, Lancangjiang y Nujiang y los 28 distritos en el valle del río Yarlung Zangbo, se ha devuelto parte de las tierras de cultivo a los bosques y se planea reforestar 52.000 hectáreas de campos de cultivos y 53.000 hectáreas de baldíos y colinas desnudas.
La repoblación forestal ha devenido una acción a conscientes del pueblo tibetano. En las pasadas cinco décadas, muestran las estadísticas, la reforestación en el Tíbet ha sobrepasado las 70.000 hectáreas, han sido plantados más de 90 millones de árboles junto a las aldeas, las casas, los caminos y los estanques, y han sido plantados 1,5 millones de árboles económicos. En 2003 el Tíbet completó la reforestación en una superficie de 23.200 hectáreas, incluyendo 5.300 hectáreas de bosques de los proyectos previstos y 6.300 hectáreas de tierras de cultivo transformadas en bosques. Se plantaron 7,2 millones de árboles por voluntad individual. Adicionalmente, los plantones crecidos en los viveros totalizaron 326,33 hectáreas; la regeneración de bosques, 1.900 hectáreas; y los bosques cerrados, 151.700 hectáreas.
Gracias a la reforestación y a la protección eficaz de los bosques naturales, la cobertura forestal en el Tíbet ha estado en alza, desde menos del 1% en los 1950 hasta el 5,93% en la actualidad, desempeñando un papel positivo en el mejoramiento ecológico.
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