Por He Jingjun

Después de casi cuatro días, el pasado sábado el presidente cubano, Raúl Castro Ruz, puso punto final a una visita a China que despertó un gran interés dentro y fuera del país. Este fue el primer viaje a Beijing del mandatario cubano desde que en 2006 reemplazara en el cargo a su hermano Fidel, si bien no fue hasta abril de 2011 que resultó elegido primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC).

Previo a su arribo a la capital china, el líder cubano envió, meses antes, al vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, Marino Murillo, considerado el “arquitecto de la reforma” que lleva a cabo La Habana, con la misión de hacer los arreglos necesarios para su visita oficial, lo que evidenció su objetivo de discutir con los más altos dirigentes chinos sobre los cambios de importancia vital que está introduciendo en la isla.

En las últimas décadas, como consecuencia de la desaparición del campo socialista de Europa del Este y la desintegración de la Unión Soviética, la economía cubana ha sufrido algunos altibajos que la han obligado a buscar nuevos socios comerciales.

La llegada al poder de los dirigentes de izquierda en América Latina, a finales de los 90, permitió a Cuba ingresar al circuito económico bolivariano de Hugo Chávez. Sin embargo, debido al descenso en los precios del crudo y la incesante inflación, la estrategia de Venezuela se ha visto frenada. Frente al impacto causado por la crisis en Estados Unidos y Europa, Cuba precisa de un anillo económico seguro y estable, en el que aparece China, su segundo socio comercial, después de Venezuela, con un volumen de negocios que asciende a 1.800 millones de dólares anuales.

Además de los lazos político-ideológicos, Cuba no tiene muchos intereses geopolíticos y económicos con China, ni puede conseguir ayudas generosas de esta como las que antaño le otorgaban los socios económicos del campo socialista. En el actual escenario internacional, el país caribeño obtendrá beneficios siempre y cuando haga esfuerzos para evitar el colapso de su sistema económico y fomente las relaciones de complementariedad comercial.