El debate de la seguridad social en China

El debate de la seguridad social en China 1


 

Por Manuel Pavón

En estos tiempos en que todos los debates que se están produciendo en China cobran visos de ser la génesis de un supuesto “modelo alternativo” en potencia, no estaría de más prestar atención a un tema de gran importancia para los ciudadanos del común, en tanto que afecta directamente a su salud y su calidad de vida, y que, sin embargo, parece pasar inadvertido entre la información que sobre el país asiático se publican en los medios mayoritarios internacionales y, más específicamente, en español.

Hablamos del modelo de protección social, un tema aún más acuciante ahora que asistimos al desmantelamiento y desprestigiamiento calculado del modelo social europeo, que hasta ayer había constituido el paradigma de las garantías sociales.

En este debate, como en tantos otros en China, las conclusiones parecen difíciles de prever y las opiniones son variadas, aunque, en general, parece aceptarse de forma casi indiscutida la pertinencia de crear un sistema de seguridad social -a fin de cuentas, estamos hablando de un Estado socialista- que contribuya a limar la creciente desigualdad generada por la brecha de ingresos y la disparidad entre las zonas rurales y urbanas. Sin embargo, en el caso de China, hay factores muy específicos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de abordar este asunto y que constituyen todo un reto para el desarrollo de la seguridad social en China.

El reto del sistema de pensiones

El sistema de pensiones es una de las garantías que más retos presentará en los años a venir, por múltiples razones, principalmente demográficas.

De entrada: ¿cómo puede el Estado proporcionar sanidad, pensiones, subsidios por desempleo y demás garantías a una población de 1.300 millones de personas, con efectividad y una financiación sostenible?

Algunas medidas adoptadas recientemente por las autoridades centrales y locales pueden ser un indicio de la voluntad de ampliar la base de financiación del sistema social, como la ampliación de la cobertura –y, por lo tanto, la subida del porcentaje de las cotizaciones- a los trabajadores extranjeros dentro de la seguridad social china o la inversión de capital procedente de los fondos de pensiones del país en activos con ingresos fijos, como cuentas de ahorro y bonos estatales o corporativos, una medida de “prueba” que comenzó a aplicar la provincia de Guangdong, tras obtener permiso del gobierno central, en medio de un intenso debate sobre la conveniencia de poner dinero de las futuros jubilados del país en los volátiles mercados sin que éstos sean previamente reformados para garantizar su estabilidad.

Luego, hay que tomar seriamente en consideración el fenómeno del acusado y creciente envejecimiento de la población, unido al aumento de la longevidad. Según el último censo nacional de 2010, en China hay 177,6 millones de personas con 60 años o más de edad, el 13,26 por ciento del total. Para 2014, el buró estadístico chino calcula que el número de personas en dicho segmento de edad superará los 200 millones. Para el año 2050, según datos de la ONU, más del 30 por ciento de la población china tendrá 60 años o más. Este fenómeno conllevará, por una parte, una probable ralentización del crecimiento económico y, por otra, una mayor carga para la población activa más joven, que tendrá que proporcionar con su trabajo las pensiones del ingente colectivo de jubilados. No hay que olvidar tampoco que el monto de las pensiones deberá mantenerse alineado con el aumento de los precios y el nivel de vida.

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Palabras clave : debate seguridad social China

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