Ante este último problema, se han sugerido dos posibles soluciones: flexibilizar la política del hijo único, responsable, en parte, del problema del envejecimiento, con el fin de “rellenar” las filas de la población activa en el futuro, si bien esta iniciativa podría tener efectos secundarios como una mayor competencia en el mercado laboral y un mayor empobrecimiento de parte de la población. o bien la ampliación de la edad de jubilación, que en la actualidad se sitúa entre las más tempranas del mundo (60 para los hombres y 50 ó 55 para las mujeres que trabajen en el sector privado y público, respectivamente). La propuesta de retrasar la jubilación ha generado polémica, lo que demuestra que, más allá del espíritu de sacrificio, todo el mundo en cualquier país quiere vivir bien y con garantías.
En vista de los grandes retos y obstáculos que afronta la implementación de un sistema de seguridad social en China, algunos prefieren rebajar las expectativas. La capacidad del Estado para proporcionar sanidad y pensiones a los ciudadanos son matizadas por algunos expertos chinos. Como reciente justificación de sus argumentos, suelen mencionar las dificultades que está atravesando actualmente el modelo europeo, que muchos aspiran a emular en el país asiático, pero que, desde el punto de vista de estos expertos, no es acorde con la realidad social de China.
No hay que olvidar tampoco que muchos de los expertos, académicos y funcionarios de alto rango del país han vivido y se han educado en universidades estadounidenses, donde la idea del ‘Estado Providencia’ puede llegar a generar urticaria.
Del modelo europeo a la excusa europea
Así pues, el debate se focaliza en aquellos que aspiran a una seguridad social “a la europea” en China y los que piden “racionalidad” y “prudencia” a la hora de implementar el modelo y critican el uso de lo que ellos llaman “estándares extranjeros”. Del mismo modo, podríamos decir que la diatriba está entre los que ven la seguridad social como una causa del desarrollo y los que la consideran una consecuencia. Queda por ver si, en el futuro, cobra fuerza una tercera vía de opinión más tendente a eliminar las cargas del Estado en esta materia para dejarlas en manos privadas.
Obviamente, el centro del debate sobre el sistema social se sitúa actualmente en los estados europeos, donde el modelo de Estado Social y su supuesta “excesiva generosidad” han sido señalados como uno de los causantes del actual problema de deuda que afecta a varios países del continente, obviando que la naturaleza de la crisis es básicamente especulativa. En España, uno de los países más afectados por el golpe, el sistema de seguridad social registraba hasta hace poco superávit en sus cuentas, quizá porque sus beneficios no son equiparables, ni de lejos, a los que ofrece la seguridad social de otros países europeos más alejados del ojo del huracán.
Frente a los que optan por una mayor privatización de los servicios públicos, cabe recordar que el sistema de seguridad social en Europa no es un capricho ni un lujo. En primer lugar, es el fruto de una larga lucha histórica por el reconocimiento de la dignidad de los trabajadores y, en segundo lugar, una garantía de seguridad que permite que la gente pueda, entre otras cosas, consumir para que la economía crezca.
Obviamente, hay aspectos mejorables en el sistema, que a veces pueden ser objeto de picaresca y uso indebido, como también ocurre con la evasión fiscal que practican algunas grandes fortunas.
El factor de la seguridad social como garantía de seguridad para los trabajadores es de especial relevancia para China, que desea fundamentar su futuro crecimiento económico en el consumo interno, que hasta ahora sigue limitado por la tendencia al ahorro de las familias chinas, derivada de la falta de un sistema que garantice salud, educación y pensiones a niveles asequibles, especialmente para las familias con menos recursos.
China tendrá que adoptar una decisión sobre qué tipo de garantías sociales concede a sus ciudadanos. Lo que aquí se decida podría tener un gran peso en el futuro del modelo de sociedad en muchos estados del mundo.
*Las opiniones expresadas en este artículo corresponden a su autor y no necesariamente coinciden con la de CHINA.ORG.CN.