Por Manuel Pavón Belizón (SPANISH.CHINA.ORG.CN) - El pasado día 25 de abril el Ministerio de Comercio chino tuvo que salir al paso para desmentir una información aparecida en el periódico ‘Fazhi Wanbao’. Según este medio, el mencionado ministerio habría publicado datos sobre el número de funcionarios corruptos huidos del país al extranjero. El Ministerio negó haber emitido tal información.
Algo antes, el día 1 de marzo, justo cuando en Beijing se abrían las sesiones anuales del legislativo chino, trece periódicos de todo el país publicaban un editorial conjunto solicitando a los representantes de la APN algunas reformas, entre ellas la del sistema de ‘hukou’ (permisos de residencia), un movimiento osado y sin precedentes en la historia de la prensa en China.
Los dos ejemplos arriba mencionados son algo realmente extraordinario. No son, en absoluto, salidas de tono excesivas, pero al menos muestran que la connivencia de los medios con las autoridades chinas ya no está al cien por cien. Que un Ministerio chino tenga que desmentir la información aparecida en un medio del interior del país o que varios rotativos se atrevan a publicar en portada una solicitud directamente dirigida a los órganos del poder son acciones que habrían sido absolutamente impensables hace tan sólo unos años, cuando el Gobierno tenía control absoluto de los medios y éstos no se limitaban más que a imprimir apenas lo que les llegaba de Zhongnanhai.
Existe la sensación generalizada de que los medios chinos ahora se atreven más y comienzan a cumplir con su labor de supervisión de los poderes públicos e intermediación entre los ciudadanos y los dirigentes políticos. Durante las sesiones de este año 2010 de la APN, resultó llamativo –y así lo reflejaron numerosos medios extranjeros y nacionales- que los periodistas chinos lanzaran ciertas preguntas ‘incómodas’ a las autoridades.
En una charla a través de internet el pasado 28 de febrero, fue el propio Primer Ministro Wen Jiabao quien defendió la legitimidad de que los ciudadanos chinos critiquen las políticas gubernamentales. Sólo el tiempo dirá si esas palabras son sólo un recurso retórico o si realmente en el Gobierno chino hay una visión renovadora a largo plazo de la situación de la prensa en el país. Por lo pronto, los medios chinos apuntan maneras.