La labor coordinadora de México para la COP16

Para el Embajador Guajardo, el objetivo general de la cumbre es alcanzar un resultado acordado, que garantice la instrumentación plena, efectiva y sostenida de la convención incluso más allá de 2010, como se ha previsto en el plan de acción de Bali.

“Para ello, México apoya la creación de mecanismos financieros que aseguren recursos efectivos para los países en desarrollo. El presidente Calderón ha propuesto la creación de un ‘Fondo Verde’ para asistir a las economías en desarrollo en esta labor”, explica el Embajador mexicano.

En Copenhague se instó a México, como país anfitrión de la próxima cumbre climática, a trabajar para asegurar el éxito del encuentro. Así, México realiza actualmente consultas bilaterales y regionales de forma abierta e incluyente, que consideran todos los intereses de las diferentes partes.

En enero pasado, el principal negociador mexicano sobre el clima estuvo en Beijing para entrevistarse con sus contrapartes chinos. “México está en constante comunicación con los principales actores para poder llegar a noviembre-diciembre con cierto consenso”, afirmó.

Guajardo también remarcó que es importante que los miembros de la comunidad internacional demuestren madurez en el diálogo y evitar el abuso de las reglas de procedimiento, que son particularmente rígidas en la Convención Marco de la ONU para el Cambio Climático y requieren de cierta mejoría.

Según la normativa actual de la ONU, cualquier país del mundo puede bloquear o vetar y echar abajo todos los acuerdos alcanzados, lo cual, según el Embajador mexicano, hace que el consenso sea más difícil, ya que da demasiado poder a algunos participantes que pueden bloquear unilateralmente el proceso. “Estas reglas podrían ser mejoradas”, dice.

Al referirse en concreto a la reciente Cumbre de Bali, uno de los encuentros previos a la COP16, el Embajador explica que el encuentro en la isla indonesia no ha supuesto un avance concreto. “El proceso es mucho más complicado y avanzamos poco a poco. Todo avance es mejor que un statu quo o un retroceso. Esperamos que la Cumbre de Cancún satisfaga las demandas de la población mundial en esta materia”, declara.

¿Un proceso en crisis?

La lucha chontra el cambio climático ha estado sometida últimamente a duros ataques por parte de sectores que niegan su gravedad. Los fallos detectados en algunas de las predicciones del panel científico de la ONU han servido como flanco para atacar, desde posiciones revisionistas, la realidad de la crisis climática. Tras la Cumbre de Copenhague, la falta de un acuerdo relevante ha agravado más aún la situación, llevando a la dimisión del director del Panel Intergubernamental de la ONU sobre Cambio Climático, Ivo De Boer, que, unido a nuevas rectificaciones de las predicciones sobre el clima, han mermado la convicción y la atención hacia el problema de la opinión pública.

En este contexto, la Cumbre de México se enfrenta a una coyuntura especialmente difícil. Algunos expertos afirman ya que la Cumbre de Cancún será un fracaso y no habrá acuerdo vinculante que sea efectivo para combatir el calentamiento global.

Ante esto, Jorge Guajardo considera que esas voces catastrofistas son demasiado aventuradas. “La Cumbre de México tendrá lugar en noviembre y diciembre; ahora estamos en marzo. Llamar fracaso a la Cumbre con tanta anticipación es aventurado, pues queda mucho tiempo para trabajar y hacer consenso. Para México es fundamental reconstruir la confianza mutua para asegurar el éxito”.

Para el Embajador, la clave reside en retomar la dinámica del diálogo y buscar un renovado compromiso de todas las partes. “No es bueno que un asunto como el cambio climático se perciba como una lucha entre países desarrollados y en vías de desarrollo”. El diplomático cita al presidente mexicano, Felipe Calderón, quien comparó la situación generada por el calentamiento global con “un avión a punto de estrellarse, en el que los pasajeros de primera clase y los de clase turista discuten sobre cómo llevar el avión, cuando lo único importante es que el avión no se estrelle”.

México no considera Copenhague como el fin de un proceso, sino como un paso en la dirección correcta y hará todo lo posible por garantizar el éxito, pero no puede hacerlo solo, sino que necesita el apoyo de la comunidad internacional. “Sólo así, Cancún logrará unificar criterios y acciones”, afirma el embajador.