El Libro Blanco para la prevención de desastres naturales que fue publicado recientemente por la Oficina de Prensa del Consejo de Estado señaló que todas las provincias chinas, incluyendo las regiones autónomas y municipios subordinados directamente al gobierno central, sufren el impacto de los desastres naturales en diferentes grados.

En la actualidad, más del 70 por ciento de las ciudades se sitúan en regiones susceptibles de recibir el azote de desastres naturales graves de todo tipo, mientras que más del 50 por ciento de la población del país habita en estas regiones.

Por ejemplo, debido en gran parte a la influencia de los monzones, más de las dos terceras partes del territorio chino está amenazado por las inundaciones. Las regiones costeras del este y sur, y algunas provincias en el interior, sufren una media de siete ciclones tropicales anualmente. Además, las zonas norteñas sufren habitualmente de sequías, así como el suroeste del país.

En cuanto a la actividad sísmica, China se sitúa en la región donde se conectan las tres placas tectónicas de Eurasia, el Océano Pacífico y el Océano Indico, lo que implica un alto riesgo de padecer temblores provocados por el movimiento de esas placas. Los terremotos continentales de China ocupan una tercera parte de los sismos continentales destructivos de todo el mundo, lo que sitúa a China al frente de los países que registran más terremotos de este tipo en el mundo. En todas las provincias se han registrado actividades sísmicas superiores a los cinco grados, y las montañas y mesetas del país, que ocupan el 69 por ciento del territorio, tienen habituales desprendimientos de tierras, las coladas de fango y rocas, y otros desastres geográficos.