El 7 de diciembre los jefes de Estado de todo el mundo se reunieron en Copenhague, capital de Dinamarca, para hacer esfuerzos por salvar el planeta: discutir una receta eficaz para ‘reducir el calentamiento’ para hacer frente al continuo deterioro del medio ambiente. En realidad, hace cien años, un gran personaje también actuó para “salvar a la Humanidad”: frente al empeoramiento cada vez más serio de la calidad del aire, él encontró la “receta” para purificar el aire, mejorando así el entorno de vida de la gente y descifrando el secreto de la longevidad humana. Se trataba de Albert Einstein, el fundador de la teoría de la relatividad y el mayor científico del siglo XX.
A principios del año 1900, su hermana menor contrajo una grave tuberculosis pulmonar. Fue trasladada a un hospital ubicado en los Alpes, cuyo aire puro era el mejor método para su restablecimiento en aquella época. La joven convaleciente se recuperó rápidamente de la enfermedad. Esto llamó la atención de Einstein y un amigo, quienes empezaron a buscar para este fenómeno una explicación científica.
Einstein intentó saber qué sustancia tenía el poder de hacer tan fresco el aire de la montaña y causar la rápida recuperación de los pacientes. Más tarde, descubrieron que el número de iones activos de oxígeno en las zonas de elevada altura sobre el nivel del mar es mucho mayor que en las zonas de baja altura, y el factor clave que determina la calidad del aire reside en el número de los iones de oxígeno negativos: el aire que contiene una mayor cantidad de estos iones es más fresco.
Einstein encontró la clave para purificar el aire, descubrimiento éste que reveló el secreto de la longevidad humana, pero en aquel entonces no llamó suficientemente atención entre la gente.
Bama, en Guangxi, tierra de longevidad conocida por su abundancia de iones de oxígeno negativos, es un lugar mágico, donde hay 3.160 ancianos de 80 a 99 años y 74 de más de cien años; entre ellos el más viejo tiene 116 años. Tiene la tasa de longevidad más alta del mundo, con 31,7 ancianos de más de cien años por cada 100.000 personas.
Es evidente que los buenos hábitos y costumbres tienen que ver con la larga vida de los lugareños, pero otro factor más importante consiste en la excelente calidad del aire de la localidad. Debido a la alta tasa de la masa boscosa, el derrubio del río y la elevada altura sobre el nivel del mar, Bama es alabado como un “bar de oxígeno natural” por su contenido de 500.000 hasta 800.000 como máximo de iones de oxígeno negativos en cada centímetro cúbico de aire. Según el estándar de la Organización Mundial de la Salud, el aire que contiene 1.500 iones de oxígeno negativos por centímetro cúbico se puede definir como aire puro y fresco. Las condiciones naturales excepcionales han revelado el misterio de la longevidad de Bama, secreto descifrado ya hace cien años por Einstein.
La importancia de los iones de oxígeno negativos es cada día más reconocida. Los estudios demuestran que estos iones pueden capturar con rapidez el humo negro, las partículas inhalables, el polvo flotante y otras sustancias en el aire, haciendo que caigan en el suelo; neutralizar los cationes que promueven la activación y desarrollo de las células cancerosas, dejando que las sustancias cancerígenas pierdan su eficacia; y activar las células epidérmicas humanas, ayudando a eliminar sustancias tóxicas, revitalizar la piel y resistir el envejecimiento.
Pero actualmente no es halagüeño el contenido de tales iones en el aire urbano, pues en un cuarto cerrado sólo alcanza 30 a 50 por centímetro cúbico, en algunos lugares incluso llega a cero. Los experimentos científicos han probado que la gente necesita al día 13.000 millones de iones negativos, mientras que en nuestras habitaciones, oficinas, lugares de ocio y otros sitios sólo podemos lograr de 100 millones a 600 millones de estos iones, lo cual afecta en gran medida a la salud de los residentes de la ciudad y causa una alta incidencia de enfermedades en ellos.
Con respecto a esta circunstancia, los especialistas proponen a los ciudadanos que hagan más ejercicio al aire libre, en especial en los lugares donde hay numerosos iones de oxígeno negativos en el aire, como parques, bosques u orillas de lagos, y presten atención a la ventilación del hogar cuando se quedan en casa.