“Creí que tendría que esperar dos años para poder comer pato laqueado… ¡El otro día pude cenar pato a la pekinesa!” La que habla es Georgiana Li y, por lo que dice y cómo lo dice, resulta difícil imaginar cómo se encontraba hace dos meses.

Georgiana es una mujer de 65 años que sufre de atrofia multisistémica (AMS), una enfermedad mortal para la que la medicina tradicional no tiene cura. Cuando vino a someterse a tratamiento en febrero de 2009, ya hacía tiempo que había perdido la movilidad del brazo derecho y de las piernas, y las fuerzas que le quedaban en el brazo izquierdo se habían debilitado de forma significativa, dejándola sin pode mover ni controlar ninguna de sus extremidades.

Su habla también se veía afectada. Su familia, que la conoce bien, era capaz de deducir sus necesidades, pero nadie era capaz de entender lo que decía. Su voz era muy débil y poco clara. Además, no podía comer nada sólido ni beber agua por miedo a sufrir un shock. Todo lo que ingería debía ser preparado y licuado, añadiéndole mucho agua para que pudiera tragarlo más fácilmente.

Desde que comenzó a desarrollar la AMS, ha sufrido mucho, con calambres por todo el cuerpo, en sus piernas, brazos, hombros y las principales zonas musculares. A veces, sus familiares tenían que masajearle las extremidades para que pudiera dormir.

En 2006, Georgiana comenzó a darse cuenta de que tenía problemas de equilibrio al caminar y se cayó varias veces, hasta que tuvo que comenzar a utilizar un bastón para caminar, debido a sus constantes pérdidas de equilibrio. En los meses siguientes, fue debilitándose, llegando a ser incapaz de levantarse de una silla por ella misma, hasta que en marzo de 2007 perdió las fuerzas para caminar.

Un neurólogo local la chequeó y pensó que se trataba de la enfermedad de Párkinson. En agosto de 2007 visitó el Parkinson’s Institute de California, cuyo el director, a la vista de los múltiples síntomas, le diagnosticó AMS.

Tras esto, Georgiana fue a un centro neurológico de Beijing para someterse a un tratamiento con células madre durante un periodo de tres meses. Sin embargo, los resultados no fueron favorables. Más tarde, su familia halló el Centro Médico Wu de Células Madre, situado en la periferia sur de Beijing, y tomó la decisión de trasladarla allí.

El doctor Wu Like, el neurólogo jefe y director del centro, encargado del tratamiento de Georgiana, nos dice que el caso de Georgiana es sólo uno de los varios casos que han tratado exitosamente con la tecnología en células madre neuronales que él ha desarrollado. Usando tal tecnología punta desde 2005, el doctor Wu y su equipo han tratado con éxito a más de mil pacientes de todo el mundo aquejados de varias enfermedades neurológicas, incluyendo Párkinson, infartos cerebrales, la enfermedad de Batten, ELA, esclerosis múltiple, AMS, PSP, parálisis cerebral, traumatismos cerebrales, heridas de la médula espinal, etc. Georgiana es una de ellas. Estos casos dan una base sólida al uso tecnologías con células madre para tratar enfermedades neurológicas consideradas hasta ahora incurables. La efectividad de los tratamientos está por encima del cincuenta por ciento y, más importante aun, el tratamiento recibe los más altos elogios por parte de los pacientes.

La página web del Centro Médico Wu de Células Madre es: www.stemcellshezhong.com