Olas gigantescas se tragan las calles de Nueva York. En un instante, producen una repentina bajada de la temperatura, y la ciudad inundada se convierte en un mundo de hielo. Dirigiendo la mirada al vasto campo de hielo sólo se divisa la cabeza de la Estatua de la Libertad. Ésta es una clásica escena de El Día Después de Mañana, la película de Hollywood en la que se imaginaba cómo sería el catastrófico fin del mundo provocado por el calentamiento global.
Cuatro años después, el climatólogo inglés Bill McGuire nos reveló la fecha concreta de este infortunio: 2015. En su libro Siete Años para Salvar el Planeta, publicado recientemente, McGuire indicó que desde este momento hasta 2015, a los seres humanos sólo nos quedan siete años para poner en ejecución el plan para rescatar el planeta. Ante los periodistas, el climatólogo advirtió que “para los siete años venideros, será imprescindible que mantengamos el volumen global de emisiones de gas de efecto invernadero en un valor estable, de lo contrario, nuestro planeta caerá en un círculo vicioso irreversible formado por incesantes y sucesivos desastres naturales, como sequías, inundaciones y huracanes, lo que provocará hambre y guerras”.