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spanish.china.org.cn | 05. 03. 2014 | Editor: Eva Yu | [A A A] |
El 5 de marzo, el primer ministro de China Li Keqiang presenta el Informe sobre la Labor del Gobierno ante la II Sesión de la XII Asamble Popular Nacional
Por Jorge Fernández Montes
En un entorno de problemas sociales y de cáusticas críticas, la dirigencia china trabaja en la edificación de una estructura que permita el ascenso del gigante asiático como una potencia en el siglo XXI. La consecución de ese fin marcará el inicio de una nueva estructura de equilibrio de poder en el mundo, no obstante, su consecución dependerá en gran medida del trabajo y la eficiencia de su máximo órgano legislativo, la Asamblea Popular Nacional.
Y es en un entorno en el que estrategas y futurólogos esperan la conversión de China en actor capaz de establecer un nuevo orden internacional, que el inicio de la sesión anual de su órgano legislativo llama la atención de países desarrollados y de aquellos en vías de desarrollo: Revela un orden legal que pavimentará las directrices, los planes y los proyectos que marcarán el rumbo del país a lo largo del año en funciones.
Este año marca el 60 aniversario de los trabajos de la dirigencia comunista en la construcción del socialismo, un periodo marcado en la historia del país asiático no sólo por sus oscilaciones --especialmente en la etapa posterior al triunfo de la revolución comunista--, sino también por las esperanzas sembradas en el pueblo chino tras el establecimiento de la política de reforma y apertura, y por la incertidumbre que revolotea hoy en torno al sueño de formar a una sociedad modestamente acomodada para el año 2020.
Este 60 aniversario coincide con el inicio de las funciones de una nueva dirigencia, grupo político que asume el poder en medio de la urgente necesidad de replantear una nueva estructura económica para el país. Aquél modelo basado en el desarrollo por medio de la industrialización, ese mismo que aprovechó la incorporación del sector campesino en el proceso productivo orientado a la exportación, está en vísperas de agotarse. Ello demanda acciones urgentes ante la posibilidad de un estancamiento y la frustración de sueños y aspiraciones.
Y entre los prolegómenos de un proceso reformador que marca el 60 aniversario de la Asamblea Popular Nacional, está, curiosamente, la idea de revigorizar a la nación china, encarnada en el concepto impulsado por el presidente de China, Xi Jinping. Poca atención se ha prestado a que la apertura de un foro para la presentación de sueños traía aparejado implícitamente la expresión de metas inconclusas, zozobras e insatisfacción social generalizada, poderosos elementos que encausados racionalmente justifican a la nueva dirigencia a lanzar un nuevo proceso reformador, tomando al pueblo como el principal peticionario.