Los hijos de la reforma

La generación posterior a 1980 no enfrentó las mismas dificultades políticas y económicas que sus padres. Moldeados por la política del hijo único, estas mujeres han sido educadas bajo rigurosos estándares, aunque también en un contexto de optimismo, consumismo y espíritu empresarial. Testigos de las transiciones generacionales, ellas son leales a sus deberes familiares y a sus trabajos, y también albergan sus propios sueños, lo que resulta en un aumento en el gasto destinado a la moda. En realidad, la generación posterior a 1980 gasta cerca del 10 por ciento de sus ingresos en artículos de moda, según un estudio hecho por el Grupo de Consultoría de Boston. Son también las mayores compradoras en línea en términos de volúmenes de venta, según la plataforma de comercio electrónico Jingdong.

 

La moda cumple en su mayor parte los deseos de esta generación de destacar en un mundo salvajemente competitivo y de adaptarse a las exigencias de un estilo de vida que combina trabajo, entretenimiento y actividades sociales. Este grupo favorece a marcas como Only, Vero Moda o Zara. En este grupo de mujeres de entre 25 y 35 años de edad, las preferencias de estilo cambian rápidamente. La influencia de la fugaz moda coreana –romántica, sexy, decorativa y barata—es apreciada, toda vez que muchos vendedores chinos están buscando inspiración y productos en Dongdaemum, un famoso mercado de modas ubicado en Seúl.

 

No obstante, la simplicidad de las marcas de moda europeas, alguna vez consideradas “planas”, también está seduciendo a un cada vez mayor número de consumidoras de esta generación. Además, su atención por los detalles de diseño y la calidad del material crece e influye notablemente en sus decisiones de compra. En el mercado de lujo, su pasión por los logos se desvanece progresivamente a la par de la sobre exposición de algunas marcas. Para este grupo, la simplicidad y la calidad serán de suma importancia en los próximos años.