La fábrica de fideos fue establecida hace 15 años con inversiones japonesas.

Los fideos, recién salidos de la línea de producción,tienen un delicioso sabor y son servidos por una amable mujer que se sumó a la comunidad tras contraer matrimonio con un chico local. La mujer aseguró que disfrutaba de la apacible vida en la aldea, alejada del ritmo acelerado de la China moderna a sólo unas pocas calles de distancia.

En Nanjiecun, casi no hay automóviles, tan sólo unas cuantas motocicletas eléctricas que han reemplazado a los motores de dos tiempos en China, además de algunos vehículos de tres ruedas.

Este lugar es simple, limpio, sin publicidad comercial, austero, a pesar de que hay muchas banderas maoístas y lemas, por supuesto.

Los salarios básicos son bajos: el equivalente a 32 dólares al mes. Pero los miembros de las comunas reciben apartamentos gratuitos, con todo y servicios y alimentos básicos, además de educación.