Después de protagoniza un sin número de películas con temática familiar como el Tío Buck, Solo en Casa y Richie Rich, el joven actor estaba desesperado por crecer y quitarse la piel de niño-actor en la que se había metido. Retó a sus padres, se casó a los 18 con una chica que acababa de conocer, y desarrolló una fuerte adicción por las drogas. Hoy en día, el que había sido el actor niño mejor pagado de la historia se ha visto relegado a interpretar papeles semi-autobiográficos en películas de culto como Party Monster.