Simpson, de 42 años, es madre de una niña y sufre de diabetes. Tiene que usar vestidos de la talla XXXXXL que sólo puede comprar en Internet, se siente cansada incluso cuando se ducha y no puede cuidarse a sí misma. Sin embargo, no tiene ninguna intención de perder el peso, sino que, al contrario, está esforzándose por aumentarlo para desafiar el Récord Mundial Guinness como la mujer más gorda del mundo.